Piden 4 años de cárcel para un monitor por abusos sexuales

E.Carretero
-

Los hechos, juzgados este miércoles en la Audiencia Provincial, ocurrieron en julio del año 2017 en un campamento de Casavieja y si bien el acusado reconoce los tocamientos asegura que se produjeron de forma inconsciente y cuando estaba dormido

Piden 4 años de cárcel para un monitor por abusos sexuales

Visto para sentencia el juicio que este miércoles se siguió en la Audiencia Provincial de Ávila contra A. O. R, acusado de abusar sexualmente de un menor de 9 años en el verano de 2017 y para el que la Fiscalía pide cuatro años de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión de monitor de ocio y tiempo libre por un tiempo de cuatro años, así como una indemnización para la víctima de 3.000 euros. La misma pena pide la acusación particular, que sin embargo rebaja a 1.200 euros la cuantía exigible como responsabilidad civil, mientras que la defensa del acusado defiende que en los hechos juzgados no hubo dolo, pidiendo por tanto la libre absolución.

Los hechos juzgados se remontan a la noche del 9 de julio de 2017 cuando A. O. R, que en aquel momento trabajaba como coordinador de monitores en un campamento de Casavieja, tuvo que sustituir a uno de sus compañeros en las tareas de vigilancia nocturna de los pequeños por encontrarse el trabajador al que correspondía esa tarea enfermo. Según contó el propio acusado durante su declaración, en un momento de la noche se acostó en la cama de uno de los niños porque, dijo, el pequeño «estaba nervioso y no podía dormir». Reconoció el acusado que aunque no se trata de una práctica habitual tampoco hay ninguna norma que impida que un monitor se tumbe en la cama de un niño en el caso de que éste tenga miedo o esté intranquilo, asegurando, además, que antes de acostarse  con el pequeño le preguntó que si quería que se tumbara con él. Contó también el juzgado que al poco rato se quedó dormido y que  en un momento dado se despertó «con la sensación de tener la mano dentro del pantalón del pijama del menor». Es más, durante su declaración aseguró que al despertarse tras despertarle a su vez el menor sacó la mano de la ropa interior del pequeño sin que en ese momento le diera más trascendencia a este hecho por lo que, aseguró, se sorprendió cuando por la tarde, en la hora reservada para que los niños se comunicaran por teléfono con sus progenitores, el menor llamó «angustiado» a su padre.

También declaró en este juicio la directora del campamento en el que ocurrieron los hechos que aseguró que tras hablar con su hijo el padre del pequeño la llamó para contarle que «un monitor se había acostado con su hijo y se había encontrado con la mano de éste en sus partes». Tras esta conversación con el padre la directora le preguntó directamente al monitor, que le reconoció que era verdad pero que solo fue consciente de haber metido su mano en la ropa interior «cuando  se despertó».

También al padre del pequeño, con el que también habló esa misma tarde por teléfono le reconoció el acusado los hechos, insistiendo también en que «estaba soñando, que no se había percatado y que lo sentía» como manifestó el progenitor durante este juicio en el que no testificó la víctima, empleándose como prueba la declaración que el pequeño realizó en su día cuando se abrieron diligencias.

Según contó el menor, y recordó su padre durante el juicio, en la noche en cuestión él pequeño no manifestó tener miedo ni pidió al monitor que se acostara con él, sorprendiéndose de hecho al despertar y encontrarse la mano del monitor «tocándole la cola».

También declararon durante esta jornada dos profesionales del equipo psicosocial del Instituto de Medicina Forense que exploraron al pequeño afirmando que el relato de la víctima fue «espontáneo» y que en el mismo no se apreciaron motivos para denunciar en falso y que de hecho el menor tenía «el típico sentimiento de vergüenza a que se supiese lo que había pasado».

Tanto la fiscalía, que entiende que «es inverosímil que los hechos se produjeran en sueños», como la acusación particular piden para A. O. R la pena superior que para este tipo de delitos establece el Código Penal y que se aplique el agravante de posición de garante, puesto que el acusado debía velar por el pequeño, argumentando por su parte la defensa para pedir la absolución de su representado que «lo que se hace en vigilia no puede ser delito» y que en este caso «no existe elemento subjetivo de dolo».