Gonzalo M. González de Vega y Pomar

En mi azotea

Gonzalo M. González de Vega y Pomar


A veces es mejor hacer el ridículo

20/11/2021

Para esta tarde las Asociaciones 'Sierra de Yemas' y 'Entre río' de Sotalvo han convocado una  manifestación con el lema 'Se pudo parar' para reclamar que se revisen los protocolos de actuación en la la extinción de incendios y no vuelva a suceder lo sufrido en la sierra de la Paramera donde, durante ocho días, las llamas no dejaron de destrozar cuanto se encontraban por delante llegando a arrasar más de 22.000 hectáreas. Ha sido el fuego más grande y peor habido en la historia de Castilla y León y que, quizás, si se hubiera actuado con la rapidez y diligencia necesarias hubiera ocasionado los mínimos  daños. 
No se comprende que, tras las llamadas de diferentes personas al 112 (circulan grabaciones de ellas en las redes sociales), avisando del fuego iniciado en un vehículo que circulaba por la carretera N-502 dentro del término de Navalacruz y solicitando la llegada de medios para extinguirlo ante el peligro que suponía pudiera  pasar al monte, como así fue, les dijeran desde la central de emergencias que se estaba a la espera de los bomberos de Ávila capital, que menos de media hora no tardaron en estar en el lugar del incendio, cuando a pocos kilómetros de donde ardía el coche, en el puerto de El Pico, hay una base de la Brigada de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF) que cuenta con un helicóptero. 
El Juzgado de Primera Instancia E Instrucción número 5 de Ávila ha archivado el procedimiento abierto para investigar este incendio en nuestra provincia, al no poder imputarse delito ni al conductor del vehículo siniestrado –a quien alguno manifestaba que debería hacerse cargo de los gastos ocasionados para apagarlo– ni a los intervinientes en las labores de extinción. A pesar de ello, son varias personas, también   la Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales, quienes acusan a la Junta y a la Diputación de «subestimar el fuego y acelerar su expansión» logrando devorar tantas miles de hectáreas.
No conocemos aún, al no haberse hecho publicas las cantidades invertidas, cuantos millones de euros ha costado a las arcas del Estado, Junta de Castilla y León, Diputación provincial, Ayuntamientos afectados y también al de la Capital. Fueron muchos trabajadores de las distintas brigadas forestales  abulenses, de Castilla y León y de otras Comunidades, junto a bastantes miembros  de la Unidad Militar de Emergencias (UME) –además de  vecinos voluntarios de los pueblos atacados por las llamas– los que lucharon contra el peligroso y cambiante fuego. También lo hicieron varios hidroaviones y helicópteros que no cesaban de echar agua durante las horas de luz y otros vehículos terrestres para intentar hacer cortafuegos e impedir que el incendio fuera a más. Así durante ocho duras jornadas.
Una millonada, sin contar lo que van a suponer las indemnizaciones prometidas, pero que aún no han llegado. Estamos seguros que con una pequeña parte de ese dineral bien invertido durante todo el año para la limpieza de los montes, dejar entrar al ganado que ayuda en esta labor, creación de cortafuegos, así como mantener las brigadas forestales los doce meses y no sólo en la temporada estival, se ganaría mucho y se evitarían bastantes incendios, quizás no los provocados por gente malnacida. 
Pero los politicos no ven mas allá de su mesa de despacho, no escuchan a los técnicos ni a la gente del campo, que conocen muy bien lo que antes se hacía y ahora está prohibido para así evitar se produzcan menos fuegos. Tambien  esperan al final de cada verano para alardear ante los Medios de todo lo que se «ha hecho» en la extinción de los incendios habidos sin impórtales el alto coste medioambiental y económico producido.
No es de recibo que el Consejero de Fomento de la Junta, tras el fuego en la sierra de Ávila, dijese que «sería ridículo» enviar un helicóptero y una cuadrilla al incendio de un coche.  Si queremos evitar  situaciones similares y lamentarnos después, a veces es mejor hacer el ridículo.