"Vine a la política perdiendo y si un día vuelvo será igual"

B.López (Ical)
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La exministra vallisoletana Isabel García Tejerina afirma que el guion estaba escrito tras la salida de Rajoy y lamenta la deriva de la política con el PSOE

Isabel García Tejerina, exministra vallisoletana. - Foto: Juan Lázaro (Ical)

El mismo día que Mariano Rajoy perdió la moción de censura, Isabel García Tejerina decidió dejar la política. Esperó el momento adecuado para hacerlo, dice, y pactó con Pablo Casado acompañarle en el periodo de renovación del PP hasta que la situación permitiera una salida tranquila y ordenada. Ese día ha llegado. El pasado lunes fue relevada por Elvira Rodríguez como vicesecretaria de Sectorial del Partido Popular y además renunciará a su escaño en los próximos días. Pone así punto y final a una carrera de casi 20 años que alcanzó su punto culminante entre 2014 y 2018 como ministra de Agricultura, pero que se remonta a abril de 2000 cuando fue nombrada secretaria general de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno presidido por José María Aznar.

¿Por qué ha decidido dejar la política después de tantos años?

Por la manera en la que yo entiendo la política. Para mí la política es servicio y creo sinceramente que a la política se viene a dar y se viene perdiendo, no ganando. Ese ha sido mi caso. Así que lo dejo por pura coherencia. Creo que esto no es un modus vivendi y que nadie se debe perpetuar en la política. Tocaba hacerlo. Profesionalmente la vida son etapas y quiero pensar que todavía soy joven como para cerrar una y abrir otra nueva.

¿Perdiendo en qué sentido?

Perdiendo tiempo, dinero, calidad de vida, salud… Todas las cosas que he perdido durante estos años. Lo he hecho gustosamente y lo volvería hacer. No fui la única. Hubo mucha gente en el gobierno del Partido Popular, y no se puede decir lo mismo de otros partidos, que en le año 2011 dejamos una cómoda posición en el sector privado, bien remunerada, porque todos teníamos que poner de nuestra parte para sacar España adelante. Y creo que no se parece nada la España que dejamos en 2018 a la que recibimos en 2011.

¿Es una marcha definitiva o deja la puerta entreabierta?

Como digo creo que soy suficientemente joven no como para tener una etapa más en mi vida sino varias, pero insisto en que vine a la política perdiendo y si un día vuelvo será perdiendo, no ganando.

¿Si un día decide volver a la política sería siempre al Partido Popular?

Sí, si un día doy marcha atrás sería siempre a través del Partido Popular. Por una razón, porque si yo siempre digo que la política es servicio, una forma de contribuir a hacer una España mejor, y creo que la historia de la democracia nos dice que la mejor herramienta que tiene nuestro país para construir a eso es el Partido Popular.

¿Desde cuándo llevaba dándole vueltas a la posibilidad de dejar la política?

El guion estaba escrito y lo he escrito junto al presidente Casado. El día de la moción de censura decidí marcharme. Creo que es enriquecedor para la política tener otro tipo de experiencias. Los españoles ganan si los políticos llegan con una mochila llena de experiencia y de muchas cosas. Hoy en el Consejo de ministros hay señoras cuyo currículum es exactamente una página en blanco y están ahí por ser señoras de.

¿Tomó la decisión de irse el día de la moción de censura a Rajoy?

Sí, ese día pensé que para mí se cerraba una etapa. Lo que pasa es que nuestro partido atravesó desde entonces unos acontecimientos de todos conocidos. Y todo el mundo sabe cuál fue mi posición. Quiero recordar que fui la primera ministra que apoyé a Pablo Casado y durante un tiempo lo hice en solitario, pero no tenía nada que perder ni ganar porque ya había decidido que mi futuro profesional estaba fuera de la política. El presidente Pablo Casado me pidió que le acompañara un tiempo y, aunque esté mal decirlo, creo que me honra y que puedo decir que me quedé en lo peor, en los momentos más duros del PP que afortunadamente ya han pasado. Así que creo que ya he cumplido mi compromiso con el presidente Casado. Él sabía que me quedaría un tiempo que hemos ido alargando hasta que se ha considerado que era el momento más adecuado.

Lo que ocurre es que su salida coincide con la de otro exministro, Rafael Catalá, y con la de un dirigente del PP vasco como Borja Sémper. Alguien podría atribuir estas salidas a la vez a discrepancias internas. ¿No hay nada de eso en su caso?

No, insisto en que yo me quedé y fui la primera ministra del gobierno de Rajoy, durante unos días en solitario, que apoyó el proyecto de Casado una vez que María Dolores de Cospedal se quedó fuera. Así que insisto que este guion está escrito con el presidente. Le dije yo te apoyo, pero me voy. Me pidió que me quedara y lo hice en los momentos más complejos del partido. Cuando las cosas ya están consolidadas y ordenadas he cumplido mi compromiso y me voy, como dije en la Junta Directiva Nacional, ofreciéndome para echar una mano, porque nunca he dejado de hacerlo. 

¿Y qué va a hacer usted a partir de ahora en su nueva etapa profesional?

Bueno, yo he querido ser totalmente escrupulosa y hacer todo lo posible para evitar cualquier mala interpretación. Así que todavía hoy no he solicitado la compatibilidad con las propuestas de diferentes empresas que tengo encima de la mesa. A partir de la próxima semana iniciaré los trámites pero tengo que pasar el filtro de la autorización por las incompatibilidades que pueda haber con el cargo de ministra. Así que todavía no tengo nada cerrado, pero me voy al sector privado desde el convencimiento de que España se le ayuda desde lo grande y desde lo pequeño, desde el sector público y desde el privado.

Y ya casi como expolítica, ¿cómo ve la situación actual de nuestro país?

Veo la situación actual con enorme tristeza, con cosas inéditas. Una marcha atrás como nunca habíamos visto en 40 años de democracia. Un presidente del Gobierno que en su investidura tiene que empezar explicando que no se va a romper España y que le cuenta a los medios que le ha pedido a la futura fiscal general que sea independiente ¿Esas cosas hay que decirlas? Si es así es que no se presuponen. Ni el propio presidente del Gobierno lo presupone. Le hemos visto decir que hay que desjudicializar el conflicto catalán ¿Determinadas personas pueden cometer delitos y no tendrán la justicia que si tenemos el resto de los españoles? ¿Es que la Justicia, que debe ser ciega, ya no se va aplicar a unos pocos privilegiados aunque cometan delitos? El presidente del Gobierno confronta legalidad y democracia. Parece que la ley ya no es para todos y por igual ¿Qué concepto de democracia tiene nuestro presidente del gobierno? Y desde el punto de vista de la economía se anuncian unos enormes desequilibrios que al final se traducen en paro, y el paro son angustias y preocupaciones en las casas. Así empieza este Gobierno, de la mano del marxismo, al que renunció Felipe González; de la mano de gente que está en la cárcel por un delito contra todos y cada uno de los ciudadanos españoles y la soberanía que a todos nos pertenece, y de la mano de los herederos de ETA. Las víctimas socialistas, que murieron por defender la democracia y la unidad de España, quedan un poquito huérfanas. 

¿Cree que Pablo Casado está haciendo una oposición acertada?

La oposición comienza ahora y creo que ha sido bien recibida. El otro día en Valladolid, en una cafetería, una señora me decía que se había puesto varias veces el discurso de Pablo Casado en la sesión de investidura. Lo que vivimos allí fue muy duro, lo que dijo Bildu, lo que dijo Esquerra, lo que dijo el PNV y el propio Podemos. Cosas inconcebibles en democracia. Pero sobre todo fue tremenda la forma de contemporizar del presidente del Gobierno y sus paños calientes a los ataques a las instituciones que son de todos. Creo que a la gente le gustó el discurso de Pablo Casado, que tuvo una parte de denuncia de lo que allí estábamos viviendo y tenía otra parte abierta a la esperanza. Hay que hacer esa oposición porque en democracia una de las grandes instituciones es la oposición y los españoles nos han dado el papel constitucional de hacer oposición y es nuestra responsabilidad y nuestra obligación. Por lo tanto, lo que se haga mal habrá que denunciarlo. Hay una estrategia en marcha para polarizar a la sociedad y crispar. En eso no va a entrar el Partido Popular, aunque sabemos que van a intentar venderle a los medios la idea de que somos nosotros los estamos crispando. En eso se va a basar la oposición a la oposición que quieren hacer. 

¿Por qué cree que en el centro derecha han aparecido nuevas formaciones y el PP dejó de aglutinarlas? ¿Qué reflexión hace sobre la evolución de su partido en los últimos años?

Siempre he dicho que el Partido Popular ha sido el que más progreso ha traído a España. Las cifras son frías pero sintetizan una realidad: ocho millones de personas trabajan gracias al Partido Popular. Hasta que llegó el PP, nunca pasábamos de 12 millones de personas trabajando. Ese salto de los 12 a los 20 millones se produce con gobiernos del Partido Popular. Eso es prosperidad, reconocimiento internacional y cuando el país funciona las prestaciones son mejores. En Castilla y León, por ejemplo, el Partido Popular ha conseguido dar la mejor educación, la mejor sanidad, la mejor dependencia, los mejores servicios públicos, a pesar de tener una financiación pactada entre los socialistas y los catalanes que no nos ha favorecido, porque los socialistas nunca han favorecido a Castilla y León. Con esto quiero decir que el PP tiene la mejor hoja de servicios para España que tenemos que poner en valor y reivindicarla. A la gente le va bien cuando gobierna el Partido Popular. Se gobernará España cuando el votante de centro derecha entienda que solo votando agrupados le quitarán el poder a Pedro Sánchez. Si la gente no quiere volver a ver a un Partido Socialista Obrero Español, que lo fue, de la mano de Bildu, del PNV, de Esquerra y del marxismo, tiene que volver a reagrupar el voto. 

¿La corrupción les ha pasado factura?

Ha sido un lastre que hemos soltado ya. Todos hemos visto con muchísimo dolor como una persona y su camarilla han perjudicado muchísimo a nuestro partido. Es verdad que llevamos 10 o 15 años oyendo hablar del apellido Bárcenas y resulta que el PNV tiene un caso de corrupción mucho mayor, porque es propia del partido no de una manzana podrida dentro del partido, y nadie ha oído hablar de él. Nadie ha sabido que se estaba instruyendo y juzgando semejante caso de corrupción del PNV, o de los 700 millones robados a los parados andaluces, donde más paro hay y donde más se necesita. Hemos visto fugazmente en los medios de comunicación como se compraban los votos en Andalucía. Ha pasado dolorosamente sin pena ni gloria. Pero es verdad que a nosotros la corrupción nos ha lastrado y que había que soltar ese lastre. Y ahora toca proyectar la España que nosotros queremos para los jóvenes, los ancianos, los empresarios, las multinacionales que quieran venir a invertir aquí, para que todo el mundo tenga un buen motivo para sentirse español. Ese es el futuro que hay que presentar para volver a recuperar la confianza de la mayor parte de la gente moderada.

¿De qué se siente más orgullosa del trabajo realizado en toda su trayectoria política, especialmente como ministra de Agricultura?

Necesitaría mucho tiempo para hacer un balance porque creo sinceramente que fue una época muy buena para el sector agroalimentario y para el medio ambiente de España. Es lo que se refiere al sector agroalimentario, nosotros en seis años y en un momento de crisis subimos la renta agraria casi un 40 por ciento. Este año ya ha bajado un 8,5 por ciento con un gobierno socialista. Además, negociamos un presupuesto de la política agraria común, 47.500 millones de euros, que fueron la tranquilidad de muchas familias, la estabilidad y la garantía de viabilidad de sus explotaciones hasta el año 2020. Y no solo eso, dejamos garantizado, si este Gobierno no lo estropea, el 95 por ciento de las ayudas hasta el año 2027. Así que ahora tienen que negociar muy poco para conseguir igualar lo que nosotros dejamos. Recibimos un sector que exportaba 30.000 millones de euros y lo dejamos con unas exportaciones de más de 50.000 millones. Así que no solo hicimos crecer al sector, hicimos crecer a la industria agroalimentaria, mejorar sus exportaciones e iniciamos cambios también cualitativos hacia una agricultura más sostenible, más abierta, más innovadora y más integrada a través de la ley de cooperativas. 

¿Y en política medioambiental?

Quizás, ahora que se habla mucho pero entonces no se hablaba, para mí de las cosas más importantes fue que en enero de 2012 recibimos una carta de la comisión europea en la que se nos decía que España no iba a cumplir sus obligaciones de Kioto, que van de 2008 a 2012. Es decir que la herencia que recibimos de los socialistas era una larga batería de incumplimientos, uno de ellos el cambio climático. Y conseguimos en un año cumplir el primer periodo de Kioto 1 y me fui del ministerio dejando una situación en la que, aunque no se hiciera nada, y efectivamente eso es lo que ha pasado, España cumpliría Kioto 2 en 2020. Con una España creciendo al 3 por ciento las emisiones se reducían también un 3 por ciento. Ésa es la verdadera transición ecológica, poder crecer al mismo tiempo que se reducen las emisiones. Eso, por cierto, lo hicimos ayudando a la industria del automóvil, porque invertimos mucho dinero ahí para promover la renovación del parque de vehículos y con eso se reducían de manera importante las emisiones. Además, hicimos muchísima política de agua. Levantamos una multa de cien millones de euros porque no había ningún plan hidrológico de cuenca aprobado. Y ampliamos la red de parques nacionales en Castilla y León con Picos de Europa y con la creación del nuevo parque de la Sierra de Guadarrama. 

¿La despoblación es una plaga bíblica contra la que nada se puede hacer, más que resignarse? ¿Cuál es su receta para que no desaparezcan los pueblos?

Yo quiero pensar que nuestro medio rural no ha agotado sus posibilidades, pero que requiere de medios importantes. Siempre dije que quizás la herencia más importante de la legislatura de Rajoy no solamente era volver a negociar una buena política agraria común sino dejar conectado el medio rural. El Gobierno del PP aprobó el Plan 300x100, para llevar Internet a  300 Megabytes al cien por cien de los núcleos de población. Estaba presupuestado para culminarse en el año 2021. En el último año y medio de gobierno socialista no se ha hecho nada y el otro día Pedro Sánchez ofrecía 30 MB, que es no ofrecer nada porque ya las operadoras están obligadas a llevar esos 30 MB a todo el territorio según las condiciones de la concesión que se les dio en su momento. Sánchez ofrece una limosna para ocultar que está eliminando el plan 300x100 que nuestro Gobierno diseñó para el medio rural. Me preocupa además para Castilla y León que yo firmé con la consejera un plan de muchos millones de euros para acabar la modernización del regadío y este gobierno les dijo que se olvidaran de ello. También me preocupa para nuestra tierra que hay sistemas deficitarios en el Órbigo y en el Carrión Donde hay que invertir en infraestructura hidráulica para que el agua llegue a las parcelas de los agricultores. Desde que me marché del gobierno, tanto los embalses proyectados del Órbigo como los del Carrión están totalmente abandonados. Y si no damos conectividad y no apostamos por el regadío y no tenemos una financiación autonómica para poder cubrir en igualdad de condiciones lo que cuestan los servicios sociales, entonces estaremos echando a la gente de los pueblos. El Gobierno de Sánchez va a hacer ciudadanos de primera y no ya de segunda sino de tercera, porque serán primero Cataluña y el País Vasco y luego vendremos todos los demás.

¿Le hubiera gustado tener alguna responsabilidad pública en su tierra, en Valladolid, o en Castilla y León?

Lo cierto es que no ha habido momento. Siempre he estado de secretaria general, de secretaria de Estado o de ministra. Y también es verdad que dando mucho valor a todo el trabajo que se hace desde la comunidad autónoma, que es especialmente importante además en estos tiempos para levantar la voz cuando Pedro Sánchez se olvide de nosotros, creo que cuando estás en el gobierno de la nación quizás tu capacidad de transformar la realidad es aún mayor. 

Aquí en Castilla y León ha vuelto con fuerza el debate ‘leonesista’ ¿Cómo lo ve?

Eso tiene un nombre y unos apellidos. Se llama Partido Socialista Obrero Español. Primero, cuando el alcalde de Valladolid dice todo para mí y molesta al resto de las capitales de Castilla y león. Esto va de socialista en Valladolid a socialista en León. Y tiene también mucho que ver con la deriva del socialismo en nuestro país, que le da igual decir que somos un Estado federal, que plurinacional, que hay ocho, nueve o no saben cuántas naciones. Y tiene que ver con ese a cualquier precio, que es el sello de la casa del nuevo socialismo español. Los dirigentes socialistas tendrán que saber si se desmarcan de ese aplauso a Bildu que con dolor vimos muchos en el Congreso de los Diputados o si van a seguir con ellos todo el recorrido. Y también los votantes socialistas de buena fe que votaron unas promesas de Sánchez con un menú para España y ahora se están encontrando servidas otras cosas muy distintas. 

Después de escucharla hablar con tanta pasión, cuesta imaginarla lejos de la política ¿Cree usted de verdad que se va a poder olvidar de la política?

Bueno, mi pasión es España. Una vez en una pared de un edificio de Valladolid leí una frase que decía: “cuando estudies y trabajes piensa que España algún día necesitará de ti”. Creo que efectivamente la política es servicio a España, pero aquí se viene a perder y a dar. Y quiero ser coherente conmigo misma y ahora me toca seguir cualificándome profesionalmente y adquiriendo nuevas experiencias desde el sector privado, haciendo las cosas lo mejor que pueda. Quiero ser parte de esa buena gente que hace España desde fuera de la política y si un día toca volver a la política, volver perdiendo, pues quién sabe, pero desde luego no es lo que toca para el año 2020.