Música de dulzaina para decir adiós a 'Polilo'

B.M
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Su compañero Modesto Jiménez y su nieto José María Palacios Muñoz pusieron sus notas en la despedida del dulzainero, cuyo funeral se celebró en Santo Domingo de las Posadas

Música de dulzaina para decir adiós a 'Polilo' - Foto: Silvia Rincón García

Él, que acompañó tantas procesiones con la música de su dulzaina, hizo este viernes su último camino con esa misma música. Se trata de Aureliano Muñoz ‘Polilo’, dulzainero más que conocido y respetado que falleció a los 89 años de edad y cuya despedida se convirtió en Santo Domingo de las Posadas prácticamente en un homenaje.

Según relata Jesús María Sanchidrián, se realizó su funeral en la misma localidad donde él tenía su residencia, donde recientemente se le puso su nombre a una calle, donde era hijo adoptivo.

Por ello, en este último momento, al terminar el funeral se interpretó una pieza con su compañero musical inseparable de toda la vida, Modesto Jiménez, y con su nieto, José María Palacios Muñoz, que tan bien ha sabido seguir su tradición. Los aplausos no se hicieron esperar en la iglesia antes de emprender esa salida, en andas, en procesión, y de nuevo con la música de la dulzaina y el tamboril, junto a familiares, amigos, músicos, conocidos y las nuevas generaciones de dulzaineros.

Esas nuevas generaciones han podido aprender de un hombre, nacido en Velayos, que comenzó con 15 años a salir a tocar por los pueblos con su progenitor, a quien dio continuidad en este camino. No aprendió solfeo, más allá de unas pocas lecciones, pero sí que viajó en varias ocasiones a Palencia, donde se encontraba con conocidos dulzaineros para renovar su repertorio. 

En el apartado musical estuvo acompañado por el tamborilero Modesto Jiménez, el mismo que no quiso dejarle en el adiós y con quien compartió todo tipo de actuaciones festivas que se celebran en los pueblos de la Moraña. Y también estuvo su nieto, el que sigue su camino, en este caso sí con estudios de música pero sin perder la esencia que seguramente aprendió de los sonidos de la dulzaina de su abuelo.

Durante su vida, Aureliano Muñoz tuvo reconocimientos, quizá destacando entre todos ellos el Premio Europeo de Folklore Agapito Marazuela, en nombre de quien fue insigne investigador, intérprete, defensor y maestro del folklore castellano. Pero no fue el único, siendo uno de los más cercanos el que hubo en El Oso y que compartió con Emilio Rodríguez Almeida. A partir de ahí quedan sin duda sus actuaciones, las que quedarán en la memoria de todos los que le pudieron escuchar los sones de su dulzaina, unos sones que son nuestra historia. Que siempre serán parte de nuestra tradición.