Álvaro Mateos

El Valtravieso

Álvaro Mateos


Amigos del Perú: Ávila en América

15/11/2021

Justo en la víspera de cumplir los 30 años, desde que Jesús Barrena se encargase de organizar los actos del V Centenario de la Evangelización de América desde la diócesis de Ávila, toca cerrar una etapa. Cuatro alumnos de 3º de BUP, junto con nuestros profesores de Latín y de Inglés, nos habíamos empezado a reunir en la casa de Jesús, en la calle Juan José Martín, para prepararnos con el objetivo de viajar a Perú, donde estábamos comenzando a montar un sistema de becas que permitiese estudiar a decenas de jóvenes que así lo han hecho. 
Pueblo Nuevo de Colán, Sorochuco, Baños del Inca, Cajamarca, Villas de Ancón y varios lugares más del país andino llevan el alma de esta organización, que se ha servido de la venta de Lotería, rifas de cuadros, rastros benéficos; cenas, galas y teatros solidarios; apadrinamientos particulares y de asociaciones; presupuestos institucionales del 0,7 %, etcétera, para hacer llegar la ayuda de los abulenses a cientos de personas, que han visto cómo sus vidas cambiaban gracias a la solidaridad de nuestros paisanos.  
Una etapa fructífera, parte fundamental de nuestras vidas que pone un punto y seguido. Así me lo daba a conocer hace unos días el alma mater de los Amigos del Perú, Arsenia Hernández González. Recién jubilada, y tras haberse convertido en otro emblema del Colegio Diocesano, no ha faltado nunca a su cita de enviarme los tacos con las participaciones de Lotería de Navidad, pero este año me comunicaba que era la última campaña de Navidad. Amigos del Perú irá cerrando poco a poco los proyectos que tenía abiertos como ONG y dejará de existir como tal, en términos «burocráticos». 
Pero Amigos del Perú nunca morirá: su espíritu seguirá vivo y será una realidad siempre que recordemos la diferencia entre el ser y el tener, que nos decía el bueno de Barrena, quien siguió inspirando los pasos de este grupo tras aquella primera aventura en el Valle del Chira junto a un santo como Francisco Muñoz Rojero. 
Jesús y Seni contagiaron el espíritu misionero por todo el Colegio Diocesano, con grupos de jóvenes que nos sacaban unos años, como la quinta de Joserra, con los cincuenta cumplidos; lo difundieron por la Universidad de la Experiencia, por las parroquias que iba cogiendo Jesús, ya jubilado. Los altares de las capillas de Hernansancho tenían las fotos de los jóvenes que recibían el apoyo de las cofradías, involucradas también en la ayuda al Perú. Incluso, algunos tuvimos la inmensa fortuna de regresar a Perú y hacerlo en clave familiar, con Alberto, Pilar y Mónica.
Queridos Amigos del Perú: el grupo siempre estará siempre en nuestras vidas, guiando nuestras conductas y recordando que no tenemos derecho a quejarnos en el primer mundo,…c que hay situaciones contra las que debemos levantarnos con la justicia social que nos inspiraba la hermana Matilde. 
Cuando apenas había cumplido 70 años, Barrena nos dijo que quería que le enterrasen con su poncho peruano. Entonces, le dábamos largas diciendo que no exagerase, ya que a veces, fruto de la emoción, se ponía estupendo. Sin embargo, el día de su entierro en la Sagrada Familia, al ver aquel viejo poncho cubriendo el ataúd, me di cuenta de que aquel encargo evangélico con Perú permanecería siempre, así en la tierra como en el cielo. Amigos, gracias por vuestro ejemplo de entrega a los demás, por todos vuestros años de misión.