La pandemia dispara la búsqueda de ayuda de los alcohólicos

M.E
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Geara recibió una «avalancha» de consultas con la desescalada y, aunque la demanda se ha estabilizado, se teme un nuevo repunte cuando se normalice la situación porque el consumo es alto y «el problema sigue ahí»

La pandemia dispara la búsqueda de ayuda de los alcohólicos - Foto: David Castro

Si este 2020 fuera un año normal en los días previos al 15 de noviembre, Día Mundial sin Alcohol, Geara (Grupo de Enfermos Alcohólicos Recuperados Abulense) habría llevado a cabo sus ya tradicionales jornadas para, de la mano de expertos y con diferentes perspectivas, dar a conocer a la sociedad el problema social y sanitario que supone el consumo de alcohol y el trabajo que se realiza desde la agrupación, en colaboración con otros colectivos, para  ayudar a la rehabilitación de la enfermedad crónica que es el alcoholismo. Pero este 2020 no es un año normal. La pandemia de la COVID-19 se ha cruzado en el camino de todos y también en el de Geara, que además de tener que suspender sus jornadas (se han sustituido por una campaña conjunta con el Ayuntamiento de Ávila), ha sentido los efectos que el confinamiento ha tenido (y sigue teniendo) en las personas que ya se encuentran en seguimiento y tratamiento por su dependencia del alcohol y también en las que, aún sin tratamiento, han visto agudizado el problema con el encierro, una etapa crítica que puede incitar al mayor consumo de bebidas alcohólicas.
Maite Martín Jiménez, trabajadora social y coordinadora de Geara, explica que cuando retomaron las consultas con la desescalada, a partir del mes de junio, recibieron una «avalancha importante de demanda de atención» por parte de personas que acudían por primera vez a la agrupación. «Muchos se dieron cuenta durante el confinamiento», periodo en el que «se despejaron muchas dudas». Y es que, señala, no solo no se dejó de consumir alcohol por el hecho de que los bares estuvieran cerrados sino que el problema se trasladó a las casas y la práctica «aumentó», de la misma manera que lo hizo la compra de bebidas en los supermercados. «Es cierto que nuestros usuarios no tuvieron recaídas importantes por el confinamiento, los que llevaban más tiempo con nosotros estaban fuertes, aunque alguna hubo. Atendíamos telefónicamente las 24 horas del día los 7 días a la semana, pero para una persona dependiente gestionar esa ansiedad es muy difícil», reconoce la trabajadora social, quien remarca que con la vuelta a la actividad normal se disparó la búsqueda de ayuda para dejar el hábito.
Ahora la situación se ha estabilizado, aunque en Geara se temen que sea solo un paréntesis. «El consumo sigue y el problema también, y aunque ahora se pueda achacar a que estamos en una situación excepcional, cuando la vida se normalice creemos que habrá otra avalancha de nuevos usuarios. El 2021 se presenta complicado», señala. 

 

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