Los agricultores temen una bajada de la cosecha del 70%

P. Velasco
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La escasez de agua afecta principalmente a la zona sur de Castilla y León, aunque las opas auguran mayores pérdidas si no llueve en los próximos días

Campos de cereal ya cosechados en la provincia de Valladolid - Foto: Jonathan Tajes

Las altas temperaturas de los últimos días han acabado de rematar la cosecha de cereal en Castilla y León. Una campaña que las organizaciones agrarias ya apuntaban como «desastrosa» por la escasez de lluvias y las heladas, y que ahora se confirma con pérdidas que alcanzan hasta el 70 por ciento en algunas zonas de la Comunidad, principalmente en las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia, Valladolid y Zamora.

Mientras que los agricultores del resto de provincias castellanas y leonesas siguen esperando las lluvias para «salvar» la cosecha, las opas ya han pedido a la Administración regional que convoque una Mesa de la Sequía y adopte ciertas medidas excepcionales como el aplazamiento del pago del préstamo de 2017 o un adelanto de las ayudas de la PAC.

«En muchos casos, los agricultores no van a entrar en las parcelas a segar, porque el coste de utilizar la maquinaria no compensará el grano obtenido», puntualiza el secretario general de UPA Castilla y León, Aurelio González, que asegura que el calor ya ha provocado pérdidas de entre un 50 y un 70 por ciento en la región. Unos problemas que también se extienden a la ganadería, ya que «la falta de pastos supondrá asumir más gastos en la alimentación animal».

Desde Coag, su máximo responsable regional, Aurelio Pérez, también habla de situación «catastrófica» y apunta pérdidas de hasta el 60 por ciento en algunas zonas de Castilla y León por la sequía. Una escasez de agua que ha mermado considerablemente la producción de forrajes y que también puede extenderse a otros cultivos como el girasol, donde ya se están detectando problemas de nascencia. Desde esta organización calculan que la cosecha de este año se reducirá entre los cinco o los seis millones de toneladas.

Unas cifras cercanas a las que estima Asaja Castilla y León, que sitúa la cosecha en 4,5 millones de toneladas, aunque su presidente, Donaciano Dujo, cree que no llegará a «ser tan mala» como la de 2017, de la que aún no se han recuperado los agricultores. Desde su punto de vista, la administración debería poner en marcha medidas que propiciasen contar con un seguro de forma obligatoria, ya que calcula que esta campaña está asegurada menos del 60 por ciento de la superficie.

La Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) va más allá del resto de opas y cifra en unos tres millones de euros la cosecha de cereal. Jesús Manuel González Palacín reconoció ciertas esperanzas en algunas zonas, aunque el calor e incluso el viento del pasado fin de semana «se ha llevado al traste las pocas esperanzas». Si la media en Castilla y León en los últimos años se encuentra en unos 3.250 kilos por hectárea, actualmente esta expectativa se reduce hasta los 1.300 kilos, aunque matizó que la situación es diferente en cada una de las provincias.

«En tres años, dos de sequía, no lo aguanta ninguna explotación», lamentó Palacín en declaraciones recogidas por Ical, quien recordó las malas condiciones que se dieron también en el año 2017, aunque auguró que si este año sigue esta tendencia «puede dar al traste con muchísimas explotaciones de Castilla y León», dijo. Por ello pidió hablar de «medidas concretas», incluso el estudio de ayudas directas.