Desconfianza a dos días de la votación decisiva

Agencias
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Sánchez e Iglesias escenifican un bronco debate en el que dejan en el aire unas negociaciones que se antojan complicadas por la falta de acuerdo a la hora de repartir competencias y Ministerios

Desconfianza a dos días de la votación decisiva - Foto: Eduardo Parra

Casi tuvieron que llegar las ocho de la tarde para los diputados presentes en el Congreso y los ciudadanos pendientes de la sesión de investidura pudieran sopesar lo mal que, aparentemente, están las negociaciones del PSOE con Unidas Podemos para formar un Gobierno de coalición.

Fue más o menos a esa hora cuando el líder de la formación morada, Pablo Iglesias, fue desgranando todas y cada una de sus propuestas al candidato a la Presidencia, Pedro Sánchez, para participar en diversas áreas del nuevo Ejecutivo, desde Hacienda a Igualdad, pasando por Transición Ecológica o Ciencia, y que siempre ha tenido un «no» por respuesta de los socialistas. Negativas que relegarían a los suyos a un papel «meramente decorativo» en el Gabinete de alianza, algo que Iglesias se mostró dispuesto a no tolerar, porque, tal y como apuntó, aunque el suyo sea un partido «modesto y joven», no se va a dejar «pisotear ni humillar» por nadie, más teniendo en cuenta que Sánchez ha seguido usando el debate en el Hemiciclo para tratar de lograr la abstención de PP y Cs.

La contundencia de estas palabras demostró la brecha abierta entre las dos formaciones que pretenden cerrar un Gobierno de coalición inédito en España. Una desconfianza entre ambos que hace dudar seriamente de que dicho Ejecutivo pueda salir adelante el próximo jueves. 

El acuerdo al que Sánchez e Iglesias se han emplazado parece lejos de producirse y, en vez de avances, lo que se vio ayer fue un estancamiento en las negociaciones: los morados acusan a los socialistas de no querer ceder apenas competencias y pretender darles carteras con poco contenido y el PSOE asegura que son sus posibles socios los que reclaman demasiadas funciones, sobre todo en materia social.

Si bien aún hay tiempo para seguir conversando y el diálogo no se da por cerrado, el tiempo apremia y los discursos de los jefes de filas de los partidos implicados no hacen ser optimistas.

Ya por la mañana, el propio Sánchez reconoció la dificultad de llegar a un acuerdo, pero sentenció: «Nada que merezca la pena es fácil, y lo que tenemos por delante merece mucho la pena».

Admitió, asimismo, las diferencias que hay entre ambos, pero avisó que tanto ellos como Unidas Podemos tienen sobre sí «la mirada esperanzada de millones de compatriotas» que quieren que se entiendan y lleven adelante «la promesa de la izquierda». 

triquiñuelas. Menos mesura demostró por la tarde Iglesias. Con expectación y silencio, comenzó tachando de «triquiñuela» la propuesta del candidato de reformar el artículo 99 de la Constitución para evitar los bloqueos de las investiduras.

Ya desde el principio, hizo notar al socialista que no le veía proclive al acuerdo con los suyos -«disimule un poco», le espetó- y desmontó sus sucesivas «excusas» en el proceso negociador, la última de las cuales ha sido el veto a su persona para que entrara en el Gobierno; en un tono férreo, seco y nada complaciente, reclamó «respeto» para sus votantes.

El aludido le contestó sacando a la palestra sus conocidas discrepancias mutuas sobre Cataluña, le recordó distintos escenarios de colaboración gubernamental que ha desestimado el de Podemos y en todo caso le señaló que, «si finalmente no llegamos a un acuerdo» hay otras vías posibles, como un pacto de investidura.

Unas palabras ante las que el morado le retó a explicar ante el Hemiciclo qué es lo que ha ofrecido a Unidas Podemos y le advirtió, muy contundentemente, que si se repiten elecciones «no será presidente de España nunca».

Sánchez renunció a contestarle. Así que la respuesta, probablemente, no se conocerá hasta el próximo jueves, en la segunda y definitiva votación de la investidura. 

Mientras, las dos formaciones deberán seguir negociando, porque, tal y como apuntaron fuentes de ambas, las conversaciones no están rotas. «Hay que seguir peleando», aseguraron desde el PSOE.

Eso sí, si nada cambia, los de Iglesias se decantarán hoy por el no al socialista, lo mismo que JxCat, que anoche anunció su postura.

Igual será el sentido del voto de PP y Ciudadanos. Sus líderes desacreditaron todo lo que propuso ayer Sánchez, quien según Casado «no es de fiar», mientras Rivera le acusó de tener un plan, bautizado Plan Sánchez, para el que cuenta con una «banda» de morados e independentistas con los que acabará cargándose España tras perpetuarse en el poder.

Poca sorpresa se antoja hoy. La hora de la verdad será el jueves.