Los Veintisiete han dado este jueves su visto bueno formal al acuerdo que fija las relaciones entre la Unión Europea y Reino Unido tras la salida de éste del club comunitario, con lo que el bloque culmina el proceso de ratificación necesario para la aplicación definitiva del nuevo marco post-Brexit.
Londres y Bruselas lograron un acuerdo in extremis el día de Nochebuena del pasado año para evitar un divorcio a las bravas, por lo que el pacto se empezó a aplicar de forma interina a la espera de que los textos legales fueran traducidos y examinados por las capitales europeas y la Eurocámara.
La interinidad del acuerdo expiraba este mismo viernes, 30 de abril, y ha sido en la misma semana en la que el pleno del Parlamento europeo -el martes- y los Estados miembro -este jueves-- han dado sus respectivos permisos, con lo que el acuerdo comercial y de cooperación entrará plenamente en vigor el sábado, 1 de mayo.
"Hoy abrimos un nuevo capítulo en nuestras relaciones con Reino Unido", ha dicho en un comunicado la secretaria de Estado para Asuntos Europeos de Portugal, Ana Paula Zacarias, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE.
El pacto "dará seguridad jurídica" al nuevo marco de relaciones, ha continuado Zacarias, en un momento en el que la Comisión Europea mantiene un expediente sancionador abierto contra Reino Unido por la decisión del Gobierno de Boris Johnson de aparcar los controles aduaneros que debía realizar desde este mes sobre las mercancías que llegan a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña.
"Esperamos una asociación fuerte, constructiva y colaborativa con Reino Unido, basada en el respeto y la confianza mutuos", ha dicho, por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de supervisar el cumplimiento de los acuerdos, Maros Sefcovic.
El político eslovaco ha destacado que el nuevo acuerdo ayudará a "evitar perturbaciones significativas" al tiempo que protege los intereses de los ciudadanos europeos y refuerza la integridad del Mercado Único.
Esta misma semana, la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, pidió al pleno de la Eurocámara que ratificara el acuerdo pese a la falta de confianza en Londres porque era la entrada en vigor definitiva de este convenio lo que daría a la UE instrumentos más robustos para hacer cumplir las disposiciones acordadas por ambas partes.