Azerbaiyán y Armenia retomaron ayer sus enfrentamientos en la convulsa región de Nagorno Karabaj, con una ofensiva que ambos atribuyeron al contrario y que dejó al menos 16 víctimas mortales y más de un centenar de heridos, reavivando así un conflicto enconado desde hace más de 30 años.

El conflicto llevó a Armenia a decretar la ley marcial y la movilización general en todo su territorio, una medida excepcional, que no había llegado a producirse durante otros períodos de aumento de la tensión entre ambos países, como la llamada guerra de los cuatro días de abril de 2016. «Estamos al borde de una guerra a gran escala en el Cáucaso Sur, que puede tener consecuencias impredecibles», señaló el primer ministro, Nikol Pashinián.

Pocas horas después, el presidente de Azerbaiyán firmó también un decreto sobre la declaración de la ley marcial en todo el territorio del país a partir de hoy. El documento prevé, además, la imposición de un toque de queda nocturno en varias ciudades, incluida la capital.

preocupación internacional. Rusia, uno de los mediadores para el arreglo del duradero conflicto, instó al cese inmediato de los enfrentamientos en Nagorno Karabaj.

Así, la UE exigió a las partes del conflicto a volver a unas «negociaciones sin precondiciones» y abandonar toda la hostilidad militar.