El recuerdo de un negrillo gigante

VICENTE GARCÍA
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Los olmos y la grafiosis

El negrillo de San Vicente seriamente afectado por la grafiosis - Foto: Vicente García

Fueron los olmos negrillos unos árboles hermosos, de enorme copa y tupida sombra que formaron parte de las plazas de pueblos y ciudades de toda la provincia y cuyos máximos exponentes estuvieron ubicados en nuestra ciudad. Muchos núcleos rurales contaban con su «olma» bajo la cual se sentaban los lugareños en los veranos calurosos. Recuerdo con nostalgia especialmente las de Chamartín y Cillán, cuyo tronco apenas se abrazaba entre cuatro personas...

Pero una enfermedad prácticamente ha acabado tanto con l os rurales como con los urbanos de nuestra capital, dejando sólo una destacable pero mínima muestra de la grandeza de estos enormes vegetales.

Diversos factores han sido los causantes de su declive; especialmente la grafiosis, producida por un hongo (Ceratocystis ulmi) que se sitúa en el interior de los vasos por donde circula la savia, reproduciéndose con mucha rapidez, y cuyas hifas taponan los vasos del negrillo, produciendo una trombosis que no deja que las sustancias alimenticias lleguen a las ramas y hojas, por lo que el olmo comienza a mostrar hojas amarillas y posteriormente secas.

El olmo negrillo de San Vicente en todo su esplendorEl olmo negrillo de San Vicente en todo su esplendor - Foto: Vicente GarcíaEl mismo hongo parece producir toxinas que envenenan también al vegetal.

Aunque esta enfermedad se conoce desde 1919, la virulencia mostrada desde hace ya cuatro décadas ha sido fatal prácticamente para todos los negrillos que no han sido tratados.

En la capital fue dada a conocer, paralelamente a su aparición, por la asociación Colectivo Cantueso, publicándose en este mismo periódico un amplio informe de sus características, métodos de transmisión y posibles soluciones.

Galerías dejadas por las larvas del escolítido transmisor (en el dibujo)Galerías dejadas por las larvas del escolítido transmisor (en el dibujo) - Foto: Vicente GarcíaEl desconocimiento general de la forma de actuar tanto del hongo como del escolítido transmisor hizo que en aquella época en lugar de frenar la enfermedad se propagara más aún, con unos desmoches tremendos que con la misma motosierra pasaba de unos árboles a otros, y al no desinfectarse de  árbol a árbol propagaron el hongo mucho más.

Algo similar ocurrió con el transporte de madera cortada, que sin tratamiento insecticida-fungicida pudo ampliar la velocidad de transmisión tanto de escarabajos vectores como de los hongos transmisores.

 Aunque existen algunos coleópteros muy especializados en devorar escolítidos, como es el caso del tanásimo que vive en la corteza de los árboles, es  poco efectiva frente a la velocidad de dispersión de los escolítidos.

Un instante de la tala del negrillo de San VicenteUn instante de la tala del negrillo de San Vicente - Foto: Vicente GarcíaPoco a poco los negrillos de la ciudad, de la provincia y de casi toda España fueron sucumbiendo ante el ataque de la grafiosis y los nulos tratamientos antifúngicos.

Pero el ejemplar más emblemático de Ávila era el negrillo de San Vicente, catalogado por la Junta de Castilla y León como de Singular Relevancia y que la lentitud de reacción ante los primeros síntomas,  tanto del Ayuntamiento como la propia Junta de esa época, hizo imposible su recuperación ya que se comenzó a tratar con productos sistémicos a baja presión y fumigación contra los escolítidos, cuando estaba ya demasiado afectado.

Algo similar ocurrió con el notable espécimen ubicado de la plaza de Santa Teresa, hoy día también desaparecido.

Quedaron en el recuerdo de los abulenses otros muchos gigantes como los que existían en el jardín de San Antonio, la bajada del paseo del Rastro, los de la Ronda Vieja...

Por suerte aún conservamos en la ciudad dos hermosos árboles de esta especie que fueron tratados a tiempo; son el que está situado en la plaza de Italia y el ubicado en el paseo del Rastro que hace sólo unos días manaba savia casi a borbotones por cuatro de los orificios efectuados en su tronco probablemente para el propio tratamiento de la grafiosis, y que esperemos hayan sido taponados convenientemente a la publicación de este reportaje.

Cuando estos  árboles desaparezcan también se perderá parte de la esencia abulense y una naturaleza urbana difícil de sustituir.

Actualmente se están haciendo estudios genéticos sobre olmos más resistentes a la grafiosis y se han plantado ejemplares que se ven menos afectados como es el caso del olmo siberiano; también se está experimentando con diversos clones que parecen ser más resistentes al ataque del hongo y que pueden solicitarse para su plantación.

(Reportaje completo en la edición en papel y digital)