María José Gómez Redondo y Luis Mayo, dos artistas de larga trayectoria que comparten su andadura vital y creativa desde que hacia varias décadas se conocieron en la Facultad de Bellas Artes, inauguraron este jueves en el Palacio los Serrano de la Fundación Ávila una muestra de fotografía y pintura, respectivamente, dos formas de expresión artística diferentes pero que de su mano se convierten en dos modos muy coherentes, incluso bien podría decirse que complementarios, de mirar a la realidad, interpretarla y compartirla con el espectador.

Con el aliciente añadido de ser esta la primera vez que celebran una exposición conjunta, algo que aseguraron que les hacía «muchísima ilusión», volvían ambos creadores a tierras abulenses, en donde María José Gómez ya había mostrado en 2015 sus ‘Manos de Teresa’ convirtiendo a la piel en «un delicado tejido», y en donde Luis Mayo participó durante varios años, en ese mismo escenario del Palacio los Serrano, como coordinador de la Cátedra Francisco de Goya que tuvo como principal maestro al pintor Antonio López.

María José Gómez expone 27 fotografías de gran formato que tienen como eje temático las sábanas, telas que son realidad y son al mismo tiempo símbolo porque están llenas del enorme significado que tiene que sean elementos que usamos a lo largo de toda nuestra vida, en los que nacemos, vivimos, amamos, dormimos, soñamos, enfermamos y morimos. Desde su perspectiva, las sábanas abren la puerta a un «paisaje infinito» que, fundamentalmente, «nos permite respirar».

Las imágenes fotográficas de brazos, rostros y sábanas fluyen en las salas abovedadas del Palacio los Serrano, creando una atmósfera que navega entre emociones y vivencias, haciendo que la visita a la exposición se convierta en una experiencia singular de simbiosis entre el espacio de piedra y este álbum de la familia humana.

tres series. Las pinturas de Luis Mayo, que tienen en común con las obras de María José Gómez Redondo la utilización de la sábana como símbolo que hace metafórico lo figurativo, pertenecen a tres series en las que el artista, explicó, lleva trabajando varios años.

Una de ellas tiene como protagonistas a los pinares cercanos a su lugar de residencia, en los cuales cuelga paños blancos «que salen al paso del espectador como si fuesen apariciones, sugerencias o fantasmas, quizás también banderas blancas de rendición o de auxilio».

La segunda tiene a la ciudad de Madrid como referente, pero convertida la capital de España en un lugar «abandonado, herido, como teniendo que ver con la reciente pandemia o con el paso de la borrasca Filomena, ofreciendo un escenario post apocalíptico, distópico, en el que las sábanas indican la derrota, inocencia y rendición de sus habitantes».

 La tercera serie homenaje al pintor flamenco Patinir, a quien recuerda creando paisajes azulados y transformando a las sábanas «en altares donde se ofrecen sacrificios contemporáneos a un dios que no consigue escuchar nuestras plegarias».

La exposición puede visitarse hasta el día 29 de mayo, de lunes a de lunes a sábado de 11,00 a 13,30 y de 18,00 a 20,00 horas; los domingos y festivos permanecerá cerrada.