Con una expectativa común

Mayte Rodríguez
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Con independencia de su tamaño, las 17 poblaciones que integran la ruta teresiana comparten la esperanza de aprovechar turística y económicamente su pertenencia a este nuevo itinerario cultural en torno las fundaciones

Grandes ciudades como Sevilla, Granada o Valladolid tienen algo en común con localidades mucho menos pobladas, como  Pastrana, Alba de Tormes o Villanueva de la Jara: Teresa de Ávila está presente en todas ellas porque allí fundó alguno de los conventos del Carmelo Descalzo a cuya creación La Santa dedicó su vida entera. Y en torno a ese vínculo común se reunieron ayer representantes de las 17 poblaciones teresianas que conformarán la nueva ruta turística en ciernes y que discurrirá por todas ellas.

Con independencia del tamaño, todos los municipios tienen depositadas muchas expectativas en este nuevo «itinerario cultural», tal como lo definió la concejala de Turismo de Toledo, Ana Isabel Fernández. En general, los diferentes ayuntamientos ven en la ruta teresiana un «revulsivo económico» a través del turismo que pueda atraer la figura de Santa Teresa, a la que Medina del Campo también «rinde tributo a través de este proyecto», subrayó su alcaldesa, Teresa Martín.

Aunque hay ciudades en las que Teresa de Jesús ya es un atractivo turístico en sí mismo desde hace mucho tiempo, como es el caso de la propia Ávila, de Alba de Tormes o de Toledo, otras poblaciones ven en la pertenencia a esta ruta una gran oportunidad de proyección turístico-cultural. Es el caso de Malagón, en Ciudad Real, donde «está situada la tercera fundación» teresiana y que, además, puede presumir de ser el único convento que «se realizó arquitectónicamente conforme a lo que Santa Teresa consideraba que debía ser un monasterio de Carmelitas Descalzas», apuntó su alcalde, Adrián Fernández, que define su municipio como «un pueblo en el que el espíritu teresiano está muy presente». 

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