“Mi padre alucinó cuando le dije que no me hacía falta un móvil nuevo. El que tengo está roto por fuera pero aún funciona”. El auditorio de la Agorita (el ágora pequeño de la zona Azul de la COP25) rompió en aplausos durante la mesa coloquio sobre los Premios Fundación Endesa a la Ecoinnovación Educativa. El biólogo y profesor Fernando López Mirones quería hacer pensar a estos jóvenes ecologistas más allá de las frases hechas, de los mensajes inspiracionales… de la moda. Y lo consiguió. “¿Vais siempre en el coche de vuestros padres o pensáis en ir andando al colegio en bus?”, les dijo. Y una mano alzada, rápida, “yo lo hago porque prefiero ir en bus con las amigas, no pensaba que fuera algo ecológico”, respondió la alumna. Risas a su alrededor. Pocas veces se les dice a los más jóvenes que reflexionen sobre lo que les dicen, sobre los mensajes… pero cuando se hace, responden con agilidad.

Estos chavales participaron en anteriores ediciones de los premios Ecoinnovación, proponiendo ideas y aparatos que cuidaban su entorno. Son un público a favor y, sin embargo, descubrieron esta forma de hacer, en el día a día, pequeños grandes gestos.

Aplausos generales cuando se oyó decir. “¿Queréis reconocer a un joven preocupado por el medio ambiente? Mirad su móvil, cuanto más antiguo, mejor”.

El profesor del Instituto Los Castillos, de Madrid, Ignacio Cubero, explicó a los jóvenes oyentes que al igual que ellos están creciendo y pronto dejarán de ser adolescentes, tienen que ayudar a que “la Humanidad también deje de ser adolescente y use sus recursos con madurez”.

La directora de proyectos de la Fundación Endesa, Begoña Muñoz, recordó a los participantes que en junio se conocerán a los ganadores de la nueva edición de los premios y se analizarán estas cuestiones que interesan, sobre todo, a los que quieren cambiar el mundo a mejor.