Otros ejemplos de control de accesos

Mayte Rodríguez
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Dado el carácter experimental de la polémica regulación de accesos a Gredos, analizamos sistemas de otros lugares

El reciente control de los accesos a la Plataforma de Gredos y la  obligación de pagar por estacionar allí el vehículo está trayendo consigo un sinfín de reacciones y declaraciones, tanto de políticos de uno y otro color como de alcaldes y empresarios de la comarca cuya fuente de ingresos es el turismo, pero también de montañeros y excursionistas que tienen en la sierra uno de sus destinos habituales para su tiempo de ocio. Aunque hay voces a favor, resuenan especialmente las que se muestran en contra de la regulación de los accesos tal y como está llevándose a cabo a través de un proyecto planteado como piloto por parte de la Junta de Castilla y León, que subraya su intención de escuchar propuestas para lograr mejorar el sistema actual.  

El control de accesos a parques naturales es una práctica extendida que, de hecho, se aplica desde hace años en diferentes puntos de la geografía nacional, de ahí que quizá resulte útil saber cómo se realiza en otros lugares para que aquí -si procede- tengamos la oportunidad de tomar nota. Eso sí, no conviene olvidar que la Sierra de Gredos tiene su propia idiosincrasia y que, por tanto, no es un espacio natural al que se realice una simple visita turística de esas que se hacen una vez en la vida. En absoluto. Las singularidades de  nuestra sierra y del llamado Circo de Gredos, al que se accede a través de la Plataforma, atraen cada año a cientos de personas que acuden allí a practicar el   montañismo, de ahí que vuelvan a la sierra una y otra vez a lo largo del año -y de su vida-.  Precisamente por esta razón, a la hora de implantar un sistema de control de accesos y, sobre todo, de cobrar sería conveniente tener bien presente esta circunstancia a la hora de regular.

De hecho, cada uno de los espacios naturales incluidos en este reportaje tiene un sistema de regulación propio y adaptado a las particularidades de cada uno de ellos, si bien se aprecia una característica común en muchos de ellos: el control de accesos se limita a la temporada alta, que es cuando se dispara la afluencia de visitantes que reciben, de ahí que trate de evitarse que la presencia de multitudes de personas que viajan en coche puedan ocasionar daños sobre espacios  naturales que, además, gozan de protección específica.

Aunque en todos ellos existen aparcamientos para que los vehículos particulares no accedan hasta su interior,  solamente se cobra en la mitad de los analizados, mientras que en el caso de Gredos no solo hay que pagar por estacionar sino que deben hacerlo tanto los usuarios que madrugan y pueden estacionar el coche en la Plataforma como los que tienen que dejarlo en la Casa del Parque porque las plazas del primer párking ya están cubiertas. Y en aquellos espacios naturales en los que hay  un precio establecido por aparcar, en ningún caso las tarifas dependen del tiempo de permanencia del vehículo, -tal como ya está haciéndose en la Plataforma de Gredos, con precios fraccionados de 3 euros por 2 horas o fracción ó 5 euros para la mañana o bien para 5 horas de la tarde-, sino que hay una tarifa fija diaria que, en el caso de los turismos, está en torno a los 2,5  euros diarios, cantidad muy superior a los siete euros que cuesta aparcar un día en la Plataforma de Gredos.

Solo en la tarifa del autobús (1 euro por 12 kilómetros) el sistema de regulación de Gredos resulta más económico que el resto, mientras que  el bus a los Lagos de Covadonga son 7,5 euros por 17 kilómetros y 3 euros por 8 kilómetros en Ordesa.

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