Raro domingo abulense

M.M.G
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El habitual movimiento de un domingo en la ciudad, marcado en cualquier otro momento del año por los turistas, las cañas y el cambio de cromos, fue sustituido ayer por calles desiertas, silenciosas y mojadas además por la lluvia

Raro domingo abulense

Que este 22 de marzo no iba a ser un domingo más en la ciudad de Ávila era algo que todos podíamos imaginar los días previos. Pero incluso sabiendo qué podríamos encontrarnos, salir a las calles de Ávila, ya fuera las del centro de la capital como la de cualquier  barrio, pellizcaba un poquito el corazón. 

Calles vacías, comercios cerrados, iglesias sin fieles a sus puertas... nada hacía recordar un domingo cualquiera de paseo y cañas en Ávila.

Cierto es que la lluvia que de manera intermitente fue cayendo sobre la ciudad también nos hubiera retenido en casa en cualquier otra circunstancia. Pero el vacío casi doloroso que se masticaba este domingo en Ávila no hubiera llegado a producirse, por mucha agua que el cielo nos hubiera regalado.

Raro domingo abulenseRaro domingo abulenseEl corazón de la ciudad, la plaza del Mercado Grande, se convirtió en el mejor ejemplo del vacío que envolvió Ávila.

Ninguna terraza extendida en la plaza; ningún niño correteando o trepando a la Palomilla, estampa clásica de la ciudad donde las haya; ningún turista retratándose con la Muralla de fondo; ningún pequeño cambiando cromos de la liga a las puertas de Senén; ninguna bolsita de La Flor de Castilla en manos de algún visitante... Nada. Nadie. Apenas alguna persona suelta paseando a su mascota y, eso sí, bien protegida con su mascarilla.

Ver la puerta de acceso a la Muralla cerrada tampoco ayudaba a vencer la tristeza que producía la imagen poco habitual de este domingo en Ávila.

Y no encontrarse con los grupos de fieles que charlan al entrar o salir de misa en San Pedro durante toda la mañana contribuía a reforzar esa sensación.

Ayer, cientos de abulenses optaron por seguir las eucaristías desde casa, ya fuera a través de las cadenas de televisión o emisoras radiofónicas o a través de las redes sociales. Como pudieron hacer aquellos que siguen la recién inaugurada cuenta en Instagram de Juan Gomendio (@gomendiojuan), párroco de la Sagrada Familia, que ha optado por llevar de esta original manera la misa a casa a sus fieles.

Y en los barrios la situación no distaba mucho de lo percibido en el centro de la ciudad. Calles vacías y sólo paseantes solitarios camino del puesto de prensa o de la panadería, costumbres que sin haber desaparecido se mantienen bajo mínimos y tomando siempre todas las medidas de protección ordenadas por las autoridades sanitarias.

El camino al Santuario de Sonsoles, el Camino Verde que nace en las Hervencias, El Soto... los ‘pulmones’ de la ciudad, habitualmente transitados los domingos por cientos de abulenses que quieren hacer deporte o sencillamente dar un largo paseo ayer también amanecieron desiertos: ni se puede ni se debe transitarlos. Y eso, lo sabemos todos los abulenses.