A pesar de las promesas del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de que el suministro eléctrico del país se restablecerá «de forma estable y definitiva» en las próximas horas, al cierre de esta edición, la nación caribeña seguía sumida en un apagón sin precedentes. El servicio volvió a funcionar en algunas zonas de Caracas, pero más de la mitad de los estados llevaban cerca de 70 horas sin suministro.

Una situación que llevó al jefe del Parlamento, Juan Guaidó, a anunciar que solicitará a los diputados de la opositora Asamblea Nacional decretar el «estado de emergencia» para hacer frente a la «catástrofe» que atraviesa Venezuela y que, según cifró, ha costado la vida a 17 personas que no han podido ser atendidas en los hospitales por falta de luz.

Guaidó señaló que los legisladores evaluarán hoy «el estado de alarma nacional y tomarán las acciones correspondientes», si bien no aclaró qué potestades podría obtener el Gobierno interino que asegura presidir si fuera aprobado ese decreto.

Mientras Maduro volvió a afirmar que la situación es fruto de «múltiples ataques cibernéticos» llevados a cabo por EEUU, Guaidó insistió en que el apagón no fue causado por sabotaje alguno, y apuntó a la desinversión y mala gestión como causas reales de la prolongada caída del servicio eléctrico.

Asimismo, reiteró su llamamiento al Ejército para que dé la espalda al presidente y no reprima a la población que se manifiesta en varias zonas del país para exigir el fin de la crisis. «Ya saben que quien fue comandante en jefe fracasó», señaló.