Homenaje a las olvidadas

P. Velasco
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Cuatro periodistas con raíces castellanas y leonesas cuentan en un libro las vidas de sus abuelas, un reconocimiento a esas mujeres que vivieron la Guerra Civil y todo lo que sucedió después

María Cruz García Seco, abuela de María Grijelmo, ya de adulta y cuando vivía en Burgos.

Rescatadas del olvido por sus nietas. Mujeres muy fuertes, que llevaron las riendas de sus casas sin que nadie se lo reconociera, que vivieron los momentos más duros de la historia de España y sacaron a sus familias adelante. Ellas, abuelas, madres, hijas, reciben ahora el homenaje de sus descendientes con un libro en el que recrean sus vidas y que, sin saberlo porque vio la luz en marzo de 2020, se ha convertido en todo un reconocimiento para la generación más golpeada por la actual pandemia mundial del coronavirus.

El libro ‘Nietas de la memoria’ surge de la mano de diez periodistas -cuatro de ellas con raíces castellanas y leonesas- que se plantean dar voz a sus familiares silenciadas en la época de guerra y la dictadura para subrayar el importante papel que tuvieron durante esa difícil época de la historia de España. Diez relatos de los que cuatro transcurren en diferentes provincias de Castilla y León y que revelan, a la vez, cómo era la vida en ese momento en nuestra Comunidad.

Carolina Pecharroman, Marián Álvarez, Concha San Francisco y María Grijelmo ponen voz a Juana, María, Juliana, Lorenza o Mari Luz. Unos relatos que nacieron en medio de la energía que aglutinó el colectivo Las Periodistas Paramos con el objetivo de «hablar más de las mujeres que nos precedieron porque nunca se ha hablado de ellas y son las grandes olvidadas, las desconocidas que no están en ningún sitio», explica Pecharroman.

La abuela de Concha San Francisco.La abuela de Concha San Francisco. - Foto: José Núñez LarrazCon este objetivo empezaron a indagar, descubrir e intentar recordar todas las vivencias con sus abuelas pero sin ser conscientes, como ellas mismas reconocen, que este trabajo las cambiaría y, a la vez, las supondría tantas satisfacciones. «Este libro supuso muchísimo aprendizaje porque nunca me había visto en la situación de escribir ficción. A partir de ahí, todo lo que estamos viviendo es una experiencia muy bonita, primero porque es un libro colectivo y todo es compartido. Y segundo por ver la reacción de la gente que es algo que no me hubiera podido imaginar», confiesa la periodista burgalesa María Grijelmo.

Una ardua labor que también destaca Marián Álvarez, para la que supuso un reto escribir sobre sus dos abuelas: «Esto es literatura y tenía miedo de no dar la talla». Además, en este caso valora que se ha tenido que «salir de la historia para contar una verdad más que un sentimiento».

También para la zamorana Concha San Francisco ha servido «para cerrar un círculo» y comprender mucho mejor la historia de su familia y lo que ha ocurrido «en este país y en zonas rurales, donde la vida de unos y otros se mezcla tanto que todo influye».

Luz y Salvador, los abuelos de Marián Álvarez, en la foto de pareja del día de su boda.Luz y Salvador, los abuelos de Marián Álvarez, en la foto de pareja del día de su boda.Reconocimiento.

‘Nietas de la memoria’ se iba a presentar en torno al 8 de marzo de 2020, con la pandemia ya prácticamente encima y por lo que tuvieron que anular el homenaje previsto a todas las protagonistas de esos relatos que todavía están vivas. Pero más allá de ellas, la coincidencia de la crisis sanitaria con la publicación del libro también ha servido para que se convierta en una especie de homenaje a toda esa generación que está siendo más golpeada por la covid.

La abuela Juana de joven, la historia que cuenta Carolina Pecharroman.
La abuela Juana de joven, la historia que cuenta Carolina Pecharroman.
«La covid se ha llevado a los más mayores de una generación que es precisamente a la que queríamos homenajear, que había luchado tanto, que se había sobrepuesto a tantas dificultades y que había educado a una generación de hombres y mujeres para superar este machismo que ellas mismas habían sufrido. Hacer un llamamiento para no permitir que eso que han vivido desaparezca y darle el valor que tiene porque es una enseñanza de vida», concluye Pecharroman.