José Ignacio Dávila

Pensando

José Ignacio Dávila


Sin más líos

13/01/2022

Hemos optado por vivir donde nos toca, y decidido vivir, que así son las cosas de la generación en vida, asumiendo las reglas de un Estado Social y Democrático de Derecho, al amparo de una Constitución que sea  fruto del consenso constituyente, y del encuentro de todos los ciudadanos, titulares de la soberanía nacional española, hemos decidido ser propietarios de nuestra historia real, en el camino iluminado por la luz del respeto de la dignidad de la persona y el encuentro entre todos los españoles con nuestra herencia de siglos y la riqueza de la convivencia posible y real, siendo nosotros, sin que ninguna opción autoritaria nos empuje fuera del camino de la paz social, que escrito y dicho queda bien, sin tantos líos en medios libres de comunicación. En la generación de mi quinta, se decía que si alguien llama a las seis de la mañana, en la puerta, es el lechero, o el repartidor del diario; gran y sencilla lección de la vida libre, y en paz social y ciudadana.
Las reglas de la convivencia posible y no imaginaria, nos enseñan que la mejor garantía para superar las dificultades y averías, es marchar por el camino de la convivencia, sin baches abandonados  sino reparados y en  mantenimiento; ruta bien señalizada para que nadie se nos pierda, ni en memoria de la cultura, ni de la historia, en afanes de expurgos periódicos, cuando ya está inventado, y patentado, que no está nada mal tener al día un seguro social potente, en lo material, sin que la inflación supere al aumento de los sueldos; y aumentar la clase media social que siempre ha sabido equilibrar los ingresos y gastos de las familias, gracias a posibilitar una hacienda sana en casa y nación, y pagar religiosamente el seguro ante imprevistos; sin más líos. 
Además de ese escudo social del equilibrio y compensación de daños y riesgos, también hace falta que no se nos fundan las luces que iluminan el camino de la convivencia, sobre todo teniendo presentes a todos nosotros, los españoles por casa, tan variopintos y diversos en colores, de aspecto, multiformes, mezclados, diversos, abigarrados, heterogéneos, de genética que revela suma de presencias de siglos, y por el mundo mundial en español y demás lenguas españolas, conquistando la vida real de cada día sin jaleos. Para que las cosas de la iluminación funcionen, es necesario contar con los mejores y más preparados en las profesiones     de la convivencia, actualizados con las reglas del espíritu de fraternidad, y superando la ITCV (Inspección técnica de convivencia y viaje seguro), como control de la industria social de la convivencia, para tener bien regladas las luces por el camino de la Constitución, sin seguir a tientas o parar en sitio seguro. Y a mejorar la vida personal y familiar en sana política; y, sin más líos. 
El papel todo lo soporta. En valores de la convivencia amparada constitucionalmente, como en casa, las cosas de la vida necesitan que no se nos fundan las luces de la cabeza, ni de la casa, ni de la nave del ganado, ni del cacumen o agudeza y perspicacia para poder parar el golpe y caminar a tientas buscando la solución por el camino. Las cosas se controlan bien si ponemos manos a la obra, haciendo una vida normal en una nación normal, moderna y con sus valores por hacer realidad una sociedad en un territorio en propiedad, y los derechos y obligaciones sociales en una vida normal personal y familiar en la que todos seamos amparados, asegurados y protegidos; y se premie el esfuerzo, tesón y trabajo, cumpliéndose con la Constitución desde el más alto al más bajo, en la igualdad soberana que nos pertenece en propiedad; sin más líos.
El sentido común de la vida en democracia, de la política real activa y del apoyo para animar a los más preparados en las cosas de lo social bien hecho, es hacer de la normalidad constitucional y el respeto de las reglas del camino trazado por la Constitución que apoyaron los ciudadanos españoles mayoritariamente, los de las generaciones que nos tocó votar y ser corresponsables con nuestra historia y  las de cada casa y familia, ya recuperada la historia y sus tiempos, y en España y las regiones y Comunidades de la patria común, con la lección real de que la mayoría, y tanto que no puede equivocarse. Ni por tantos; y aquí no hay tonterías, ni de ñoños (personas sumamente apocadas y de corto ingenio; caducas, chochas: Este nuestro diccionario mundial por español), ni de opciones ni visiones de iluminados autoritarios; sin tantos líos y con buenas economías del Estado y Comunidad; ganadería y agricultura, bien trabajadas, que profesionales tenemos, y buenos, sin más líos. 
Las etapas del Estado Social y Democrático de Derecho, con una Constitución progresista como la nuestra (que va a ser la más respetada y duradera de nuestra historia constitucional) son lecciones y guía de seguridad testada, para hacer el mejor camino sumando el encuentro de la ciudadanía española, sin diferencias de derechos y obligaciones, ni de género, ni de imposiciones totalitarias, ni autoritarias, ni antiespañolas, que siempre están en la historia real. Con nuestra Ley de leyes (Constitución Española, 1978) se acoge la lección liberal de que el Derecho: reconozca las libertades, derechos y obligaciones, indisponibles y soberanas, en una sociedad de todos para todos, bajo la luz del respeto de la dignidad de la persona, el sentido común de sumar el valor espiritual y material de todos y cada uno de los electores, voten o no, y quienes lo serán a su vez. Esta transformación del Derecho en una sociedad democrática, da  la luz y enseñanza de los ideales y valores de una sociedad libre, sin imposición de candados por valores "éticos" de ninguna opción autoritaria que enmascare e imponga su visión histórica de su sociedad, su Estado y su valoración de su ser humano libre y soberano. Cuando lo que funciona bien, funciona, no se debe tocar sino que se debe mejorar; sin tanta ingeniera social ni tantos líos. 
Añada su aportación, y sin tantos líos, o como decía mi admirado Pepe García, anda con Dios...