Ilusiones que ven la luz a rojo y lapicero

A.S.G.
-

El COVID-19 permite a César Izquierdo, carnicero de profesión, dar rienda suelta a su vocación, la pintura. «Nunca había expuesto» reconoce abrumado por la buena acogida de sus pinturas en Horcajo de Las Torres, su localidad

Ilusiones que ven la luz a rojo y lapicero

Sabían que pintaba «pero no que lo hacía así». Y todos lo pudieron ver en la primera exposición que César Izquierdo Esgueva decidió poner en marcha en su pueblo, Horcajo de las Torres. «Se me ocurrió que este año, como no había ninguna actividad, podía hacer algo». Fueron 50 dibujos a lapicero. Caras conocidas, rostros anónimos, escenas cotidianas… Retazos de color carbón rotos por los rojos intensos que tanto le gustan introducir. Imágenes «de lo que veo en alguna foto y me apetece pintar» explica César Izquierdo, al que todo esto le ha pillado un poco de sorpresa. «Era mi primera exposición, soy nuevo en esto y para mí ha sido un poco impactante» explica tras vender incluso alguna de sus creaciones. «¿Y ahora?» Es una de las muchas preguntas que aparecen en la cabeza de este carnicero de profesión pero alma de artista.

Con motivo de las fiestas de Horcajo de las Torres propuso al Ayuntamiento realizar una exposición de dibujo a lapicero que durante una semana han podido disfrutar todos los vecinos. «Con todo lo que está pasando por culpa de la pandemia no había fiestas. No había actividades. Hablé con ellos y me dieron la oportunidad de exponer unos dibujos». Una exposición que causó una grata sorpresa. «Me han comprado algunos dibujos y no tengo copias. Me he quedado sin los originales» reconoce como quien pierde un ser querido. «En esos momentos fue un poco impactante y emocionante para mi».

No oculta la sorpresa por el reconocimiento recibido. «Yo soy de la EGB –ironiza– y nunca he dio a clases de pintura. Sale de mi» explica César Izquierdo. «Mi ilusión de pequeño siempre fue pintar, pero nunca fui bueno en los estudios o no quería estudiar. Eran otros tiempos. Mi padre era agricultor y tuve que ponerme a ayudarle». Autodidacta, nunca estudió pintura. «Con la llegada del COVID-19 me puse a pintar. Lo cierto es que no lo sabían ni mi padre ni mis hermanos. Sabían que de pequeño pintaba pero no así». Y como ha gustado, César Izquierdo se pregunta por su futuro. «Trabajar hay que trabajar para sobrevivir». Carnicero de profesión, «tengo que trabajar para ganarme la vida». Se tomó un tiempo con la llegada de la pandemia «y me dediqué a pintar».

Han sido días en los que ha podido hacer lo que le gusta, lo que su imaginación le permitía. Trazos donde los ochenta, su época, está muy presente a través de figuras conocidas como pueden ser Rosendo o Loquillo, que comparten espacio con «otros rostros no famosos». Un hombre tocando la trompeta junto a su perro, mujeres mirando al mar sentadas desde la playa, rostros de mujer con los labios pintados de rojo, una pareja de enamorados bajo la lluvia, confesiones al oído... Escenas cotidianas, sugerentes, cargadas de realidad. Instantáneas de la calle recogidas a lapicero en Horcajo.