Ricardo Guerra Sancho

Desde mi torre mudéjar

Ricardo Guerra Sancho


¡Qué año! Tanta gloria lleves, como descanso dejas...

29/12/2021

Tengo que confesar que la columna de esta semana es una de las que más trabajo me ha costado escribir, y ya son unas cuantas. Entre las fechas y sus tópicos, repetidos incansablemente, tengo 12 de la Navidad, 12 del fin de año o año nuevo, y 11 de reyes… una buena colección, ¡como para no repetirse!!! Y sin embargo estas fechas me piden cosas de las fechas, y es que esto es así, y así lo siento.
Tengo que decir que la tradición belenista sigue con buena salud, en las casas, que muchas veces es escuetamente el Misterio, otras con los tres Reyes Magos de Oriente, en camellos según la estampa típica o a pie, en el momento de la adoración y ofrenda, como es el caso del belén de este Cronista, escueto en lo fundamental. O los más amplios instalados en muchas casas, yo recuerdo el desván de Fran con su espléndida recreación detallista. O el de Fernando Piquero, una obra de arte minuciosa, costumbrista al que no le falta de nada. El clásico municipal, amplio en su sencillez. O el parroquial, espléndido instalado en la capilla de los Dávila Briceño en el templo-museo de El Salvador, magnífica recreación de nuestra arquitectura con esa plaza y el Arco del Alcocer mudéjares, o esas montañas que acogen escenas imprescindibles en todo belén monumental. Muchas visitas y aún estamos a tiempo, es una obra de Fran e Iván, grandes belenistas jóvenes portadores de una preciosa tradición, muy valorada por el numeroso público que lo visita. 
Luego están las reuniones familiares, que estos días aglutinas a familiares muchas veces distantes, en kilómetros y en otras cosas, que este año, de nuevo este maldito bicho ha puesto miedos entre ellos, reduciendo sensiblemente esos encuentros deseados. Entre tanto, otros encuentros, quizás excesivos, que no somos capaces de frenar. 
Podríamos decir que esta es la cara amable de las fechas y del momento, pero está la otra, la casa no deseable. De ahí el titular de estas líneas. No se me ocurría nada mejor para definir el momento que estamos pasando que este refrán popular de «cuanta gloria lleves, como descanso dejas…», que se utiliza con desdén para decir que ya era hora de que nos deje en paz. Pues sí, este año, que engañosamente parecía mejor que el dramático 2020, nos ha resultado odioso, largoooo y lleno de sorpresas desagradables las más de ellas.
Por estas fechas es un clásico el desearnos «feliz año nuevo» y así lo hicimos al final del pasado, pero parece ser que no con la intensidad debida, con la concentración que se requiere, con ímpetu, y así ha salido. Cuando todo parecía que mejoraba, que esta pandemia ya era cosa pasada, cuando ya nuestras costumbres volvían a las anteriores, de nuevo nos ha venido otra ola de infectados, otra vez con las preocupaciones de los contagios, de las medidas preventivas, de las mascarillas, que algunos ya habían abandonado y otros manteníamos discretamente. 
En fin, todos los miedos desatados de nuevo, porque, aunque dicen que esta cepa innombrable es más contagiosa pero menos letal, el miedo es libre y de nuevo amenaza a esta sociedad que no acaba de entender estas circunstancias.
O sí, que cada vez parece más evidente que nos están tomando el pelo y cuando comenzamos a salir del bache, un doloroso y mortal bache, de nuevo nos ataca y agobia. Qué año, que cuando nos traía alguna satisfacción y alegría, inmediatamente, ¡zas! Otra vez a empezar, que pareciera que no hemos entendido nada, porque volvemos a caer en los mismos errores. Fíjense que, a estas alturas, todavía hay quienes no creen mucho lo que está pasando… totalmente descorazonador.
Menos mal que también hemos tenido algunos momentos bonitos y positivos, para ir recargando las pilas, que ya estaban en mínimos.
Pues bien, amigos lectores, más de lo mismo. Solo me queda despedir el año de esta columna con mis mejores deseos de SALUD, con mayúsculas, paz, alegría y el mayor bienestar posible, sobre todo el del espíritu, que a lo otro ya nos estamos acostumbrando. Y ahora sí, ¡Feliz Año Nuevo!