El turismo rural apuesta por especialización y calidad

B.M
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2021 se cerrará con seis meses malos y seis de recuperación en el sector. Se mantiene la demanda desde lugares cercanos, principalmente Madrid, buscando ofertas con más espacio y menos gente. En definitiva, se quiere más seguridad

El turismo rural apuesta por especialización y calidad

El turismo rural ha sido uno de los sectores afectados por la pandemia hasta el punto que no pudo comenzar a despegar hasta la mitad del año pasado. Parece que ahora está cogiendo ritmo pero todavía tiene camino por delante, un camino en el que se quiere apostar en Ávila por la especialización y en el que se mira con mucha atención a que la pandemia conceda un respiro.

Desde ATRA, la Asociación de Turismo Rural de Ávila de CEOE, su presidente, Daniel Pérez, explica que hay que diferenciar dos partes del año, por una parte los seis meses que han ido «relativamente bien» desde que en mayo cayeron las restricciones, pero otros seis meses, los primeros, que fueron totalmente distintos por lo que como visión global no se puede decir que ha sido un buen año. 

Hay que tener en cuenta las particularidades de este sector, con las limitaciones al ser establecimientos pequeños como puede suceder con un establecimiento de cinco plazas que venda todo en fin de semana pero no los días de diario. «Demanda hay», asegura, pero no se puede crecer cuando se trata de empresas pequeñas o autónomos.

Por lo tanto, su balance «de medio año» es muy malo al estar cerrados, a lo que se une el hecho de que «muchos no han podido acceder a las ayudas».

Esto ha tenido consecuencias directas como que «los que han sobrevivido han aumentado su endeudamiento». Reconoce que ha habido algunos cierres, especialmente para quienes estaban en alquiler y no se condonaban cuotas, y luego está la otra cara, la de quienes han tenido que acceder a préstamos ICO «que hay que devolver y que en 2019 no teníamos y ahora hay más deuda».

Lo que también han notado es que ahora hay un público «más selecto, con ganas de disfrutar la naturaleza, los buenos servicios, instalaciones diferentes porque antes iban a hoteles más grandes y ahora se deciden por algo más pequeño y ha sido un descubrimiento para ellos. Han descubierto el mundo rural».

Destacan sobre todo la llegada de «familias y parejas y también algún grupo de amigos y con un poder adquisitivo más alto». Lo que buscan está claro y no es otra cosa que una mayor seguridad, más espacio y que haya menos gente. Este ha sido siempre un punto fuerte  del turismo rural y en pandemia más.

Como es evidente, la demanda se concentra principalmente durante los fines de semana, más que los días de diario. La estacionalidad es precisamente algo que hay «que romper» pero no es una tarea fácil, sobre todo porque lo que atraen son «clientes de ciudad» que trabajan durante la semana, aunque también es cierto que en la pandemia ha habido teletrabajo pero «son los menos».

El turismo que llega procede, relata el presidente de la asociación, en un 70 por ciento de los casos de Madrid mientras que el otro 30 por ciento es de lugares como Toledo, Cáceres, Valladolid, Salamanca o Segovia, en todo caso zonas limítrofes. «La potencia es Madrid», asegura, y lo es tanto «por cercanía como por necesidad» por la presión y el estrés que sufren, el ritmo de vida que se lleva en la capital que hace que haya una necesidad de desconectar y buscar tranquilidad.

Se reconoce que la asignatura pendiente es conseguir llegar a más mercados y al extranjero, lo que de momento se ve difícil teniendo en cuenta las restricciones que hay para los turistas extranjeros por la covid-19.

Un punto importante en el que fijarse es en la especialización porque llegan diferentes tipos de clientes, los que buscan gastronomía, ornitología, turismo estelar «que está empezando», cazadores o aquellos que buscan algo más general, sin especificar.

«Lo importante es poder coger un tipo de turista y llevártelo a tu mercado. Es importante la especialización» y esto por ejemplo se está «haciendo en Gredos con gastronomía, estelar, ornitológico o de micología». Señala que como son diferentes sectores la especialización es complicada pero sí hay que mantener la apuesta por la calidad, como una «especialización en la excelencia, ofrecer algo que los demás no tengan». Por ejemplo en Gredos se cuenta con 17 miradores que son un reclamo.

En este sentido al turismo rural afecta directamente lo que se haga en los municipios, como puede ser el caso del turismo de estrellas, porque ayuda a diferenciarte con productos que no tiene la competencia.

En esta labor destaca también todas las facilidades que da Ávila Auténtica, en cuanto a la promoción de una marca que ya ha cumplido diez años y que cada vez llega más lejos, con una marcha «comprometida con la excelencia» y que da a conocer a un público «dentro y fuera de nuestras fronteras».

Respecto a la perspectiva para el año que viene, señala que «depende de cómo evolucione la pandemia. Si no cierran, de lo que no queremos ni oír en turismo rural y hostelería...» Sí que cree que espera «un mal invierno» pero la «primavera y verano esperamos que sea bueno». Pero el punto de inflexión estará «en el miedo, porque si hay miedo nos irá mal».

Quieren dejar claro que a los empresarios del turismo rural les preocupa la situación, los casos, los ingresos, pero para ellos «el miedo en el ambiente hace que la gente no reserve» en un turismo como el rural «que es seguro, no masivo» y esta es una idea que no está llegando a la sociedad.

Respecto al papel de las administraciones, y con unas «ayudas directas han dejado bastante que desear», reclaman «más promoción y publicidad fuera de nuestras fronteras». Principalmente piden más gasto de publicidad en Madrid, en las calles principales, en televisión, en autobuses o en el metro. Habla de Madrid porque es el principal mercado emisor para la provincia de Ávila y es allí donde lo pueden ver «millones de personas» que se pueden «formar la idea de hacer una escapada a Ávila» y «lo que no se ve no existe, hay que ponérselo al cliente en bandeja, que lo vea». Y es por ello que para él la reflexión es que Madrid y Ávila se necesitan mutuamente.

La esperanza no la quieren perder y es por ello que ya trabajan para seguir unidos y en un plan de desarrollo para ampliar socios en ATRA desde los 70 que tienen actualmente en toda la provincia. Se pondrán a ello a partir de enero, esperando que la pandemia les permita hacerlo. 

desde casas de gredos. La perspectiva desde otra asociación como es en este caso Casas de Gredos es algo diferente, aunque ambos coinciden en los buenos datos desde medio año hasta el final. Desde ella, Alicia Garcinuño explica que comenzaron este año mal, con Erte, con muchas cancelaciones en diciembre y luego cerrados hasta mayo. Sin embargo, desde entonces hay un camino con  «mucho movimiento». Es por ello que aunque el Erte estaba previsto hasta junio se pudo salir en mayo.

Ese punto de inflexión llevó, asegura, a una «avalancha de reservas» y a que se viviera un «verano fenomenal, con más ingresos, algo que se ha ido manteniendo con los meses e incluso ha habido un muy buen puente de los Santos». En diciembre «también muchas reservas» y el puente han estado completos.

Sí que ven buenas perspectivas para Nochevieja y en menor medida para Nochebuena, aunque todavía tienen casas sobre todo las pequeñas, pendientes de las reservas.

Tienen buenas esperanzas para el próximo año puesto que ya hay  reservas para enero, fines de semana de febrero, carnavales, marzo e incluso gente para verano.

En el público también es Madrid la referencia principal, aunque haya gente de otras comunidades autónomas, pero principalmente en puentes más largos cuando vienen de más lejos.

Familias y amigos son quienes acuden a las casas, en grupos más reducidos para casas pequeñas y con un público familiar en fechas «más señaladas».