La matanza, una fiesta para la comunidad

P.R.
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Unas 400 personas participan en Burgohondo de este acto, que se desarrolló esta mañana de ayer

La matanza, una fiesta para la comunidad

Las tradiciones vuelven a nuestros pueblos para que las nuevas generaciones aprendan del proceso de cada una de ellas. La matanza es una de estas tradiciones que los pueblos están recuperando, para celebrarlo en comunidad. Si antes era una fiesta familiar, que conseguía reunir a las familias en los pueblos, ahora se están convirtiendo en una fiesta comunitaria, que implica a todo el pueblo, desde los más veteranos, que son los encargados de transmitir sus saberes, hasta los más jóvenes.

Burgohondo se sumó ayer a la recuperación de esta tradición, imprescindible antaño  para que las familias pudieran sobrevivir a lo largo del año. Unas 400 personas se sumaron a esta fiesta que había organizado el Ayuntamiento y que se desarrolló durante la mañana en la Plaza. Se inició en torno a las diez  horas, con el despiece del cerdo a cargo de  carnicería Manolo, para después ir elaborando los diferentes productos que se obtienen del cerdo: la carne picada que se introduce en la artesa junto a los condimentos que darán el sabor al chorizo. Después, la elaboración de estos, con la participación de los niños del pueblo. En total fueron unos 60 kg de carne los que se apartaron para la elaboración del chorizo, que se pasaba con la  máquina manual de corte para ir después embutiéndolo en las tripas que se habían preparado para ello. Un ejercicio que para los niños supuso un juego más, a la vez que aprendían cuál era el proceso que sus abuelos utilizaban en la elaboración de los chorizos. Después, fueron preparándose otros productos típicos de las matanzas y para la hora de comer se prendió el fuego para colocar sobre sus brasas dos planchas sobre las que se depositaron magras, hígado, costillas y chorizo. 

También se prepararon patatas revolconas, que se distribuyeron también entre los comensales y se explicó la elaboración de la tradicional morcilla de calabaza, que también se preparó, como uno de los productos del cerdo que se elaboran en Burgohondo.

Como postre el ayuntamiento repartió higos con nueves, el conocido ‘turrón de los pobres’, que evidentemente en el momento actual nada tiene de ‘pobre’, a tenor de los precios que tienen tanto los higos secos como las nueces. 

La Rondalla de Burgohondo se encargó de animar y poner música a esta fiesta que tuvo una excelente respuesta por parte de los burgohondeños. El alcalde Francisco Fernández García se mostraba satisfecho por la respuesta de los vecinos. Tanto es así que ya piensan en la organización de la segunda edición para el próximo año, como indicó a este periódico.