Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


Andanzas de “la Apisonadora”

15/03/2021

En El lunes dominguero,

de forma muy informal,

voy a resumiros hoy

lo que acaba de pasar

por Ávila y por España,

y en todo el mundo mundial.

El jueves, 4 de marzo,

justo antes de almorzar,

en Valdemoro (Madrid),

—cerca de Pinto, quizás—,

don Pedro, muy entrenado

en asuntos de pisar,

subió a una apisonadora

con muy grande habilidad.

A las afueras del pueblo,

tal acto tuvo lugar,

por eso, según mis datos,

nuestro Presidente está

“entre Pinto y Valdemoro”,

os lo puedo asegurar,

pues Pedro estuvo solito,

muy solito, qué crueldad,

que la cobra y bullying le hacen

los cuatro presis de atrás,

pues ninguno de los cuatro

quisiéronlo acompañar,

ni el Felipe, ni el Mariano,

ni el Pepeluis, ni el Aznar.

Con una apisonadora

se dispuso a pisotear

un montón de viejas armas

y aparatos de matar:

había pistolas, revólveres,

y un gigantesco arsenal

—que no sé cuántas serían,

pues no las pude contar—

de fusiles y escopetas,

y otras que no sé nombrar,

pues no las he utilizado

ni utilizaré jamás.

—Bueno, sí, un tirachinas,

cuando tenía corta edad—.

Eran las armas que usaron

los de ETA, GRAPO, y GAL…

—los que, con solo nombrarlos,

miedo y vergüenza me dan—.

Don Pedro Picapistolas

muchos lo van a llamar,

con respeto y sin malicia,

pues no para de picar;

pero yo así no lo llamo,

pues, si lo llamo, quizás,

don Pedro Pisapistolas

conmigo se enfadará.

Y habrá de seguir pasando

su rodillo, sin parar,

apoyado por Capillas

y por el otro Rufián,

mientras a Karl Pisdelmonte

le quitan la inmunidad.

 

Después de apisonar Pedro,

hasta la zona oriental

las dos reales infantas

se fueron a vacunar

y, a la vez, a ver al padre,

su Emérita Majestad.

No importa si le metieron

por delante o por detrás,

la vacuna de la Paifer

o las otras, ¡qué más da!

El caso es rizar el rizo

y no parar de enredar…

Y llegó el 8 de marzo,

esa fecha sin igual,

—a pesar de ser la fecha

que aboga por la igualdad—

que este año fue distinta,

pues prohibió La Autoridá

que salieran a la calle

las damas, a vocear

por sus derechos legítimos,

que es hora que les den ya.

Por culpa de la pandemia,

la cosa quedose en… ¡ná!

Yo me pregunto porqué

“pandemia” la llamarán,

si el Covid es masculino,

y no para de acosar.

Yo aquí “Pandemio” lo llamo,

en favor de la igual dá,

y a las mujeres me uno,

con mi solidaridad,

que el no salir a la calle

fue, sin duda, una putá…

 

En Castiella y en Llión

la cosa ya es más normal.

Don Igea, el sonriente,

sonriendo sin parar,

por una vez dijo, serio:

—La encerrona encierro ya:

¡Ya podéis ir a la tasca,

a la taberna y al bar,

“do” podéis tomar más vinos

que en las bodas de Caná!

Mientras, el Papa Francisco,

—o sea, Su Santidad—

salió de sus aposentos,

abandonó El Vaticán,

y se fue a dar un paseo

hasta las tierras de Irak

a abrazar al Al-Sistani,

que es el Gran Ayatolá.

¡Bien por el Papa Francisco!

¡Se merece un 10… ¡o más!

 

Ocurrieron más percances,

mas sitio no queda ya.

Mis lectores, ¡a sus órdenes!

Por aquí… ¡sin novedad!

 

 

 

 

Sumario:

 

Según los últimos datos,

nuestro Presidente está

“entre Pinto y Valdemoro”,

y pisando sin parar.