Una Ofrenda Chica grande en devoción y participación

E.Carretero
-

Como cada primer domingo de octubre los catorce pueblos que integran la Cofradía de la Serrecilla honraron a la Virgen de Sonsoles. La jornada, que contó con muchos fieles, incluyó, como es habitual, misa mayor, procesión y subasta de banzos

Aunque se la conoce como la Ofrenda Chica lo cierto es que la que cada primer domingo de octubre protagonizan los fieles de los catorce pueblos que integran la cofradía de la Serrecilla no es pequeña ni mucho menos. Ni en participación, ya que son centenares los fieles que se acercan hasta el santuario de Sonsoles, tantos que abarrotaron la ermita durante la misa grande, ni por supuesto en devoción, como asegura Mariano Lidio Rodríguez, hijo del presidente de esta cofradía y la cuarta generación cofrade de su familia.

«Es la más grande y la debemos muchos favores», afirma rotundo Rodríguez cuando se le pregunta qué tiene de especial la Virgen de Sonsoles a la que este domingo, como es tradición al empezar octubre, volvieron a honrar los fieles de las localidades La Venta de San Vicente, Tolbaños, La Alameda, Cortos, Gallegos de San Vicente, Saornil de Voltoya, San Esteban de los Patos, Berrocalejo de Aragona, Mediana de Voltoya y Escalonilla, así como los barrios anexionados de Bernuy Salinero, Urraca Miguel, Vicolozano y Brieva.

 Como es habitual la Ofrenda Chica empezó a primera hora con la denominada misa del peregrino que si bien no tantos como en otras épocas sigue recibiendo a fieles que llegan a pie desde los pueblos que integran la Serrecilla. Ya a mediodía dio comienzo la misa mayor tras la cual tuvo lugar la esperada procesión de la Virgen por el recinto del santuario. La imagen abandonaba el templo poco después de las 13,00 horas y anunciada con repique de campanas y con el himno de España y tras una corta procesión daba comienzo la subasta de regalos ofrecidos durante la misa, muchos de ellos productos del campo ya que muchos de los miembros de esta cofradía son ganaderos y agricultores.