Cualquier país del mundo puede sufrir una dictadura en cualquier época de su historia. Y entonces sucede que aquellos que se oponen a ella, sufren todo tipo de abusos y vejaciones que solo cesan cuando el país recupera la libertad. El dolor de los torturados no se borra y el terror hacia los que lo causaron es eterno. Esta noche, en el marco del Certamen Lagasca,  el grupo de teatro riojano, La Garnacha, ha puesto en escena la famosa obra del autor argentino, nacionalizado chileno, Ariel Dorfman, La muerte y la doncella, titulado así por la obra musical homónima de  Franz Schubert que será un poco como el hilo conductor de este drama, que puede haber sucedido en cualquier parte del mundo, y que retrata con crudeza el calvario que pasa la  víctima de una dictadura. En este caso, la actriz María José Pascual  se pone en la piel de esa indefensa víctima, Paulina Salas, que reconoce a uno de sus torturadores  por la voz. Es un hombre que acaba de socorrer a su marido en plena carretera y al cuál, éste invita a pasar a su casa. El marido de la víctima es un famoso abogado al que, precisamente, el presidente del país acaba de nombrar director de la comisión encargada de investigar los crímenes durante la dictadura.

Su labor será descubrir a aquellos que oprimieron  y mataron a tantos de sus conciudadanos y que con la llegada de la democracia exigen reparación para sus casos y castigo para sus torturadores.

El dilema entre el ansia de la víctima de ver a su verdugo pasar por los mismos sufrimientos por los que ella pasó y el sentido del deber de su marido, que cree firmemente en la labor de la justicia como ente reparador del daño causado, se resuelve finalmente en favor de éste último, que no cree que la venganza personal sea el camino para sanar las heridas abiertas en la sociedad por aquel grupo de hombres que toman el poder por su mano y abusan de él en su favor. Tanto la actriz María José Pascual  en su papel de Paulina Salas, la víctima, como el actor y director Vicente Cuadrado que da vida al abogado Gerardo Escobar, como Juan L. Herrera como el  torturador Roberto Miranda, realizan un gran trabajo en esta obra con la que eL grupo La Garnacha se presentaba ante el público barcense por cuarta vez en el recorrido del Certamen Lagasca, en el que han sido muy aplaudidos y reconocidos, cosechado varios premios que han engrosado las ya muy repletas  vitrinas de este grupo de Logroño. 

El día 10 de junio llegará el momento de conocer a los ganadores de esta XIV edición del Certamen Lagasca de El Barco de Ávila  en la esperada gala con la que se cierra otra temporada más del mejor teatro aficionado, que este año ha sido vivida de una manera especial por los condicionantes de la pandemia, en la esperanza  de que el año que viene pueda ser ya disfrutada con plena normalidad.