La final de la Copa del Rey de baloncesto estaba siguiendo los patrones naturales de una cita de alto voltaje entre dos grandes de la liga, el Barça Lassa y el Real Madrid. Sin embargo, el triunfo de los blaugranas (94-93) se vio enturbiado por la polémica arbitral en los últimos once segundos del encuentro, que hasta el momento estaba siendo memorable por el nivel de ambos rivales.
Dos jugadas fueron el centro del conflicto. Con apenas un margen de once segundos de la conclusión, no se pitó una clamorosa falta de Anthony Randolph sobre Chris Singleton que muchos vieron como intencionada y que hubiera certificado el triunfo azulgrana. Y casi sobre la bocina se dio por válida una canasta decisiva de Ante Tomic al considerar que había recibido un tapón ilegal cuando el balón tocó aro previamente. A partir de ahí, el Real Madrid explotó y exigió por boca de su director de la sección, José Ángel Sánchez, explicaciones a la ACB, recordando que es la segunda final consecutiva en la que se sienten gravemente perjudicado. Ya que en 2018 una clara falta no pitada sobre Jeffery Taylor en la última jugada también les privó del triunfo.
Pablo Laso, hundido, apenas habló en sala de prensa, donde se limitó a decir "no es tapón, es rebote" y sus jugadores entraron al vestuario gritando expresiones como "es un robo" o "vaya vergüenza".
Las redes sociales ardieron y en vestuarios ya no se habló de otra cosa. Los blancos solo centraban su ira en la jugada de Tomic y los blaugranas recordaban que si los árbitros hubieran pitado la falta de Randolph a Singleton la final se hubiera acabado ahí.
Antes de eso, se vivió una de las mejores finales que se recuerdan entre los dos grandes dominadores del baloncesto español de los últimos años, resuelta tras una prórroga por 93-94 y en la que el francés Thomas Heurtel fue proclamado mejor jugador del torneo por segundo curso consecutivo.
Por lo demás, polémicas aparte, esta Copa se recordará por el homenaje que rindió el baloncesto español a Juan Carlos Navarro, el récord de actuaciones coperas de Felipe Reyes o el buen nivel de juego visto en el WiZink Center, que tuvo su máxima expresión en la exhibición del argentino del Divina Seguros Joventut Nico Laprovittola en la eliminatoria de cuartos frente a Kirolbet Baskonia. Además la Copa del Rey volvió a evidenciar que su modelo constituye un éxito deportivo y organizativo cada vez más global y un ejemplo a imitar en otras latitudes, puesto que en esta ocasión, se pudo seguir por televisión en un total de 141 países.