Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


Redes de pesca

04/12/2021

Internet y afines constituyen una oportunidad. Le duela a quien le duela. Ahora, también tienen un camino de inmundicia frente al que ponerse botas de agua. De hecho, nos tiene a todos bien atados –que levante la mano quien no haya accedido a una web, una app, un correo electrónico o la red social de turno (incluyendo también entre éstas a Whatsapp)... en las últimas dos horas–. ¿Estamos todos en el mismo barco, verdad? A pesar de todo, hay mucho purista que opina, como buen opinador que es, y dada su excelsa y purísima pluma y trayectoria, que lo digital no existe. Ja. Si se mirase al espejo vería, con sus propios ojos, el ridículo que hace. Lo de los puristas y adalides del universo (y el periodismo, que todavía quedan), ya lo siento, está requetepasado de moda. 
Vamos a repasar, para llevarnos todos bien, algunos de los datos publicados, a principios de este año por la Interactive Advertising Bureau, IAB, que es una asociación con presencia en 47 países –entre ellos España–, donde representa a la industria de la comunicación, el marketing y la publicidad. En su informe anual de 2021 ya apuntaba que pasamos de media 1 hora y 21 minutos, cada día, navegando por las redes sociales. Ese documento insiste en que el 85% de nosotros somos asiduos usuarios de herramientas de social media, y que, dentro de ese porcentaje, más de nueve de cada diez usuarios afirman acudir a la red de mensajería instantánea que nombraba más arriba.
El 97% de los damnificados accedemos a estas plataformas a partir de un teléfono móvil, que obviamente es el dispositivo preferido para interactuar. Si se fijan, los negocios, que lo que buscan es precisamente eso, negocio, están apostando por una tendencia mundial que ha fijado ese gigante omnipresente al que también accedemos casi todos los días para buscar la tontería más soberana, o para que nos dé paso a la aplicación cuyo dominio o no recordamos o no nos apetece teclear. La tendencia, al grano, es lo que han denominado mobile first. O lo que es lo mismo, poco a poco las webs de sobremesa, esas que vemos en el PC quedarán desatendidas y tendrán una menor vistosidad y mimo, porque el objetivo se va a volcar en desarrollar de la manera más sencilla y atractiva posible los sitios para que sean consumidos desde nuestros celulares. Es lo que hay.
El tiempo que perdemos en las redes sociales es digno de estudio, y no lo digo sólo por las conclusiones que arroja el análisis de IAB, que elabora con enorme tino desde 2009 Elogia. Según ese documento, que está accesible para todo el mundo en la red (previa cesión de tu nombre y tu email –si te dicen que algo es gratis en internet, ya deberías saber que el producto eres tú–), ocho de cada diez internautas usamos las redes para entretenernos. Asimismo, el 72%, recurrimos a ellas para interactuar con otras personas; dos de cada tres, para informarnos; el 37%, para inspirarnos; el 29%, para seguir tendencias; y el 27%, para conocer a gente. Para qué lo vamos a negar, le damos a todos los palos. El ecosistema invita a quedarse, ¿verdad? Pero habría que echar la vista al frente y valorar ciertas aristas que encontramos en el entorno.
Puede ser interesante ver el prisma desde el lado opuesto. Lo que persiguen los profesionales que atienden a las redes -y no hablamos de los sobrinity managers, por supuesto- es: vender, en el 82% de los casos; atender al cliente, en el 58%; generar conocimiento, en el 56%; ganar notoriedad, en el 54%; y dar respuesta a las dudas, en el 51% de las ocasiones. Fijémonos en la diferencia que hay en la primera posición de esta comunicación que sí es bidireccional, pero con enfoques absolutamente dispares. ¿Nosotros buscamos para comprar en redes sociales? Yo diría que las menos de las veces.
El documento aporta más detalles interesantes: las cuentas más seguidas, según respuesta de los encuestados, tienen estas características: 92%, de familiares; 48%, de influencers; porcentaje similar al que acumulan las marcas; 31%, medios de comunicación; y 18%, perfiles políticos.
Las redes en sí no son malas, aunque sí hay aviesos pescadores asomándose al lago. Es esa parte ante la que nosotros, los peces, debemos estar atentos para llegar, lo más tarde posible (o no llegar), a la cesta del pescador. A las mallas que nos atraparán para ser devorados. Ya me entienden.