En un asunto tan serio como el cáncer no se puede bajar la guardia, hay que salir a la calle siempre que sea preciso y mirar por ’los que sufren y eso es lo que hace siempre la Asociación Española Contra el Cáncer de Ávila con su presidente, Ignacio Paradinas a la cabeza y por supuesto su junta directiva y trabajadores. Ayer lo hicieron para que se siga percibiendo que están ahí para todo aquel que lo necesite y en esta provincia, decía Paradinas, se producen cada año «más de 1.000 nuevos diagnósticos, entre 1.000 y 1.100 desgraciadamente». Por supuesto cada vez hay mejores pronósticos y la ciencia avanza, pero hay más casos, crecen «de forma bastante considerable y, curiosamente, es en las mujeres entre las que más crece, más del doble que los hombres con respecto a hace dos años y hay que intentar luchar contra eso. Los expertos apuntan a que la incorporación de la mujer al tabaco «ha sido brutal» y quizá ahí esté parte de la explicación.
Al margen de las más que conocidas reivindicaciones que parece pueden tener respuesta en breve este año querían poner sobre la mesa la necesidad de dar respaldo a los enfermos y a sus familiares, pero respaldo a modo de atención psicológica especializada porque cualquiera que haya pasado por ello en su persona o en el caso de un familiar o un amigo sabe de los altibajos que produce la enfermedad, de ese malestar emocional tan frecuente (lo precisa más del 30%).
Sólo en 2018 se atendieron más de 1.200 consultas de pacientes y familiares de las que 214 fueron de nuevos pacientes. Según las cifras nacionales dos tercios de los pacientes no están atendidos y ante ello pedía la mano de las administraciones porque en Ávila son dos los psicólogos de la Asociación Española contra el Cáncer y a nivel nacional, 200 y con eso, claramente, no se llega.
Este acto de visibilización que terminó con la ‘construcción’ de un lazo verde adornado con globos tiene su razón de ser en que hoy lunes es el Día Mundial Contra el Cáncer pero al ser lectivo la afluencia de gente estimaban que también iba a ser menos. Así fue por lo que llegó la escenificación del apoyo a quien sufre, fue en la céntrica plaza de Santa Teresa en un frío domingo de invierno típico de Ávila, pero no por ello la gente se quedó en casa. Familias con niños, matrimonios adultos, parejas de jóvenes se acercaron a darles su apoyo y en algún caso a colaborar con la voluntad. Cualquier esfuerzo es poco para con una asociación que trata de hacer más llevadera la dolencia a los muchos abulenses que por desgracia están en esta situación.