Chamartín disfruta con orgullo de su pasado vettón

I.Camarero Jiménez
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La Feria Agroalimentaria, sus talleres, la comida de hermandad y la música recogieron el domingo el testigo de la multitudinaria celebración del Lugnasad en la tarde noche del sábado

Chamartín disfruta con orgullo de su pasado vettón

Chamartín, sus gentes y quienes acudieron a la llamada de la fiesta del Lugnasad y de la Feria Agroalimentaria han vuelto a darlo todo durante el fin de semana que acabamos de cerrar. Creen en lo que celebran y se echan a la calle para además poner en valor su patrimonio y actualizarlo con nuevos eventos.

 Son pocos los que se quedan a un lado y no se implican, sea de la manera que sea, en estos días. O participan o ayudan con los preparativos o hacen las dos cosas.

Sin duda la tarde noche de sábado sirvió para ir cogiendo carrerilla. Fue el momento de acercarse al castro de la Mesa de Miranda, uno de sus principales exponentes patrimoniales que está ahí para recordarles de donde vienen, de ese pasado ligado al pueblo de los vettones. Por supuesto, como es de rigor y para el que no lo conociera, hubo visita guiada, además de la escenificación de un combate.

Chamartín disfruta con  orgullo de su pasado vettónChamartín disfruta con orgullo de su pasado vettónPero dado que en el Lugnasad, la luna, la ausencia de contiendas y la celebración de fiestas mandaban siglos atrás, este año también lo han tenido en cuenta y programaron diversos eventos con los que devolverlo a la actualidad. El alcalde de la localidad, Ángel Martín, valoraba de manera especial los espectáculos de estreno para la ocasión y que ‘obligó’ a muchos a quedarse, con mucho gusto, hasta altas horas de la madrugada. Paleomúsica electrónica en el espectáculo Neonymus  en el propio castro (con música u danza para impresionar, claramente) y, de regreso, y ya en el pueblo música en directo con El Templo del Morbo bien regado de hidromiel y con dulces de la zona para coger fuerzas. Lo dicho mucho alargar la noche y que se notó en los primeros compases del domingo, en la inauguración de la Feria Agroalimentaria, que fue a las 12. Para entonces había casi más visitantes que vecinos porque estos o estaban en misa o no habían amanecido. 

Hubo que esperar un buen rato para que el pueblo se llenara de nuevo de vida, pero también es verdad que para qué iban a madrugar si los grandes acontecimientos les esperaban a lo largo de la jornada. Muy agradecidos por los más pequeños, los talleres: de cerámica en el aula arqueológica los de elaboración de hondas y prácticas de tiro con arco o la elaboración de yemas. Además ayer el sol se escondió, la temperatura era amable, poco más de 20 grados y animaba a participar de una fiesta en la que el grupo de dulzaina Badut no pararon apenas un momento.