"Tenemos alumnos que llevan en el Shotokan toda una vida"

I.C.J.
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Angelines Encinar se enganchó al karate con 15 años. Ha sido profesora, delegada de la Federación Regional en Ávila, árbitro y, ahora, miembro de la Federación Española. Y todo ello compaginado siempre con la gestión del Shotokan Tora

"Tenemos alumnos que llevan en el Shotokan toda una vida" - Foto: David Castro

En el año 1982, Luis Javier Domínguez  Villahoz, ‘Javi’ para todos los alumnos de karate del gimnasio Shotokan Tora, hacía realidad su sueño. Inaugurar esas instalaciones deportivas que se acabaron convirtiendo en la sede de una gran familia, pues a pesar de que apenas ocupan un pequeño rincón en la calle Virgen de la Vega 25 prácticamente cada día del año están llenas de vida.

En febrero se cumplirán tres años desde que el maestro Javi dejará un poco huérfanos a los amantes de ese deporte, pero sólo un poco porque para cubrir los vacíos de su fallecimiento, rellenar ausencias y seguir con el gimnasio que tanto amó estaba, está y estará su mujer, su viuda, Angelines Encinar, Nines (Ávila, 1966), la protagonista de estas conversaciones en el Lienzo Norte. Luchadora y amante de esta disciplina deportiva, lo cierto es que ella no inició la aventura del Shotokan Tora con Javi, lógicamente porque por aquel entonces sólo tenía 15 años, pero se unió al ginmasio en 1983. Probó el karate por primera vez: «Era lo que estaba de moda y nos apuntamos dos amigas y yo». 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Pues que es una ciudad preciosa, tranquila y muy cómoda para vivir.

¿ Qué es lo que más le gusta de Ávila?

La Muralla.

¿ Y lo que menos le gusta?

El estado de abandono general que se percibe en muchas ocasiones.

Un lugar para perderse.

De Ávila, no. Me perdería en Las Maldivas fui una vez y no me importaría nada volver.

Un recuerdo de la infancia...

La verdad es que tengo muchos y muy buenos, pero quizá mi primer sobrino que llegó cuando yo tenía nueve años y que se convirtió en un juguete para mí.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Mi marido, sin duda, aunque nació en Burgos llegó a Ávila con tres años, así que sí, es un abulense que me ha marcado.

El mayor cambio qué necesita Ávila es...

Son muchas cosas, necesita industria, universidades y mucha más vida de la que tiene en la actualidad-

¿Qué tiene que mantener?

Su magnífico patrimonio.

¿Qué le parece Ávila hoy?

Pues a veces me da hasta la sensación de que es un tanto cutre.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Pues si nada cambia, estancada.

¿ Qué puede aportar usted a Ávila?

Puedo aportar ambiente y vida deportiva porque el deporte mueve a muchísima gente y por ello puede ser una buena apuesta como motor de crecimiento. Puedo traer competiciones deportivas ligadas al kárate campeonatos de España... Pero se necesita ayuda. Además esos campeonatos podían ir más allá del fin de semana, podrían ser de martes a domingo y se llenaría la ciudad.