«La pandemia debería afrontarse desde varios frentes"

D.C
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El escritor y veterinario Gonzalo Giner participó en el ciclo 'Literarios' para hablar de una literatura en la que conviven 'las letras y los animales'

Gonzalo Giner, veterinario de profesión que lleva casi dos décadas conociendo el éxito en el mundo de la literatura gracias a novelas muy relacionadas con el mundo animal como El secreto de la logia, El sanador de caballos o la reciente La bruma verde (premio Fernando Lara), protagonizó la cita de este lunes del ciclo 'Literarios' que coordina Gemma Orgaz y patrocina Fundación Ávila, un encuentro con la literatura más reciente de la mano de sus creadores (siempre un lujo) que sirvió para acercarse a la naturaleza desde una perspectiva en la que se conjugan la estética literaria, la ética natural y una cierta reivindicación de que hacer un mundo mejor es responsabilidad de todos.

Explicó Gonzalo Giner que esa fusión de su labor profesional con la literatura «tiene que ver con lo que uno hace a diario desde hace quince años, cuando las letras se sumaron a la parte veterinaria pero yo seguí trabajando a diario con los animales… y como los animales siempre han estado presentes en mi vida también he querido que lo estén en mis libros, no sólo apareciendo en ellos sino siendo muy importantes en esas historias».

En sus libros Giner eleva a la categoría de protagonista principal a esos animales que suelen ser solamente personajes secundarios, y «lo hago porque creo que lo merecen por distintos motivos. En el caso de los caballos, por ejemplo, porque aparte de su importancia desde el punto de vista emocional o del deporte también han tenido unas utilidades enormes e importantes a lo largo de la historia, y aparte del servicio que han prestado a la humanidad fueron determinantes en momentos muy concretos como por ejemplo en las batallas medievales, como la de Las Navas de Tolosa, donde la caballería determinó la victoria o no de un frente».

También, añadió, «en las dos guerras mundiales desempeñaron papeles muy importantes, y en el presente a los perros y los gatos, por ejemplo, no solamente les buscamos una utilidad concreta de trabajo, sino que tienen nuestro tiempo, nuestro corazón y conviven con nosotros como unos miembros más de nuestra familia».

Por esos motivos, siguió comentando, en sus libros ha querido hacer también una especie de justicia histórica para que se reconozca ese enorme papel que los animales han jugado en la vida de las personas, lo mucho que nos han aportado, ya que «no se entiende muy bien que si han sido tan importantes en nuestras vidas no lo hayan sido por igual en la literatura; hay grandes libros de la historia universal en los que aparece algún animal, pero son muy pocos en los que se les dé ese protagonismo que creo que merecen. En mi caso, por mi profesión, me cuesta menos documentarme sobre esa realidad, y quiero hacer un poco de justicia con ellos, reconocer la importancia que tienen en nuestras vidas».

Al mismo tiempo, en sus libros, y eso se ve especialmente en el último, late la reivindicación de cuidar a la naturaleza que tanto estamos maltratando, una necesidad en la que habló de «un concepto que estamos intentando expandir a otras actividades sanitarias, lo que llamamos one health, una única salud, que significa que al final las enfermedades animales y las enfermedades del planeta tienen una repercusión en el hombre, que todo está interconectado, y sucesos como el de la pandemia actual deberían ser afrontados desde varios puntos de vista, desde varios frentes, no solamente desde el médico, porque todos tenemos algo que aportar en la corrección, en la prevención y en el control de lo que está sucediendo».

Y ese concepto de one health, añadió, «está presente en mi última novela, La bruma verde, porque lógicamente estoy preocupado, igual que gran parte de la sociedad, por lo que estamos haciendo a los bosques y el trato dramático a ciertas poblaciones animales, y también porque cada vez que hacemos eso estamos más en contacto con la fauna salvaje y nos están trasladando enfermedades».

Acabó Gonzalo Giner manifestando que «siempre estamos a tiempo de hacer las cosas mejor de lo que lo estamos haciendo; siempre podemos mejorar, y en el tema de la salud del planeta y la conservación del medio ambiente no solamente tenemos que, por ejemplo, apuntarnos a una ONG, sino que todos en la medida de lo posible podemos hacer pequeños gestos que son importantes, como ser moderados en el control de la alimentación o del gasto eléctrico, además de que podemos comprar de una forma más racional, y mirar el origen de las materias primas para ayudar a que provengan de sistemas sostenibles de producción. Todo eso  son pequeños pequeños empujones en la buena dirección, y sumando millones de empujones se notará un buen efecto, seguro».