"Esta película critica el neoliberalismo salvaje"

Juana Samanes
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Valiente. No le importa a este madrileño saltar el 'charco', como hizo cuando representó a Enrique VIII en Santa Mónica si el desafío laboral merece el esfuerzo

"Esta película critica el neoliberalismo salvaje" - Foto: Andres Rodriguez

Desde que comenzó su carrera profesional, muy joven, Fernando Gil Moreno ha compaginado teatro, cine y televisión. Muy echado para adelante, este hijo de empresarios transmite naturalidad y simpatía. En su última actuación en La cinta de Álex encarna a un hombre torturado por su pasado que, acompañado de su hija, busca una segunda oportunidad en la vida. Se trata del estreno más destacado que veremos en la apertura de los cines el próximo 26 de junio.

 

Su personaje de Álex es un hombre con claroscuros. ¿Le agradó los variados recursos interpretativos que comportaba encarnarlo?
Es el papel más dramático y difícil que he hecho en cuanto se refiere a mi carrera audiovisual. Es un viaje de redención de dos personas que están perdidas y que, a partir de su encuentro, recuperan el sentido de la vida, pero luchando muchísimo.

 

¿Fue complicado prepararlo?
Como en todas las escenas, mi personaje está en tensión. Nunca rebaja el nivel. Antes de iniciarse la filmación de cada secuencia yo necesitaba hiperventilarme y hacía una preparación física de fondo de unas 25 flexiones de brazos, lo que se traducía en que en la cinta parecía que estaba siempre al límite. Como resultado de ello, al final del rodaje, acabé físicamente más fuerte. 

 

La relación paterno-filial de la película es especialmente bonita. ¿Cómo fue trabajar con la niña Rocío Yanguas, neófita hasta ese momento en el mundo de la interpretación?
La directora Irene Zoe Alameda y yo  trabajamos con ella tres semanas previas a la filmación, para que Rocío, que era una niña entonces, entendiera el lenguaje cinematográfico. A veces hay que repetir una secuencia con frescura hasta 15 veces. 

 

Su personaje, a pesar de ser un hombre torturado, resulta empático.
Sí, porque te das cuenta que en el pasado estuvo en el sitio equivocado y con la gente menos adecuada y se palpa que es un individuo que no ha merecido estar encerrado 10 años en una cárcel para terroristas. Lo único que quiere es salir adelante para conseguir que su hija le vea como alguien con quien quiere estar. 

 

La cinta contiene una subtrama tan interesante como los negocios que los occidentales hacen en el Tercer Mundo. Ese apartado supongo que le llegó personalmente.
Yo creo que la historia de la película describe muy bien lo que es el libre mercado, un neoliberalismo salvaje que supone a gente acogotando a otra para salir adelante.

 

Rodaron casi dos meses en la India. ¿Qué percepción tuvo de ese país tan distinto del nuestro?
Es un país que tiene una energía curiosa y diferente a la nuestra, pero resultó muy gratificante. Filmamos en una antigua ciudad de vacaciones llena de templos y palacios, que fotografió magistralmente Riki López. Íbamos andando a los rodajes y, en una ocasión, iba maquillado para una secuencia de una explosión con cortes en la cara, sangre, la ropa rota... Me perdí y aparecí en mitad de un pueblo donde la gente me miraba como si fuera un extraterrestre o alguien que se había escapado de un safari y le había atacado un tigre.