"En Gredos siempre hemos tenido un público excepcional"

I.Camarero Jiménez
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Alfonso Martín Chamorro representa la tercera generación de una familia que se ha dedicado toda la vida a dar servicio a los turistas que llegaban a Gredos, a Hoyos del Espino. Primero fueron los abuelos paternos, luego sus padres, ahora le toca a él

"En Gredos siempre hemos tenido un público excepcional" - Foto: David Castro

Son tiempos de nueva normalidad, de ansias de libertad y de temor hacia algo que no conocemos y a lo que nos enfrentamos, la covid-19, un virus del que lo que sí sabemos es que se ha llevado muchas vidas por delante, pero también en la mayor parte de los casos nos ha permitido vislumbrar en el horizonte de cuatro paredes lo verdaderamente importante. Para muchos coincide en un único punto: la familia, las personas.

A esa conclusión ha llegado nuestro entrevistado de hoy, Alfonso Martín Chamorro (Ávila, 1981) hostelero desde hace ya muchos años en uno de los grandes lugares de nuestra provincia: Gredos. Esa sierra que ahora muchos eligen para dar rienda suelta a nuestra mermada libertad, herida en lo más profundo. 

Es Alfonso la tercera generación de una familia que se ha dedicado toda la vida a dar servicio a los turistas que llegaban a la sierra. Primero los abuelos paternos, luego sus padres y ahora él. «Mis padres están en la recta final de esa vida laboral y ahora es el principio de la mía».

Conoce el turismo de primera mano, sabe cómo era hace décadas y cómo es ahora. Su familia fue la segunda en materializar una casa rural cuando el turismo rural empezaba a dar los pasos en Hoyos del Espino. Ahora hay 60 alojamientos, somos una gran potencia y una buena alternativa más en este momento (post)covid. Habrá que esperar para ver cómo evoluciona la pandemia pero lo cierto es que las previsiones en el corto plazo, ya se sabe porque así lo han contado muchos medios, son buenas. Julio y agosto son magníficos, efectivamente «los teléfonos no paran de sonar», pero hay que ser previsores. En Gredos, cuenta Alfonso «somos como hormiguitas vamos aprovisionándonos para el futuro, para el invierno». Hormiguitas sí y partidarios del asociacionismo, también. Hace 10 años crearon la Asociación de Empresarios del Norte de Gredos y no les ha ido mal. Ese espíritu colaborativo es el que ha de regir, estima.

En estos tiempos en los que son muchos los turistas que quieren vivir con sensación de libertad se ha visto que Gredos puede ser la alternativa al ocio. Cree que sus paisanos lo están haciendo bien, también sabe que el virus ha afectado mucho más a las ciudades, pero ahora, con la llegada en masa de gente les pide responsabilidad porque «la labor en lo turístico es nuestra, pero la responsabilidad es suya, es de todos». Julio y agosto pintan bien, sí, aunque «no sabemos hasta cuándo». 

Antes de que la gente se acordara y se decidiera por este tipo de turismo más familiar y seguro, la crisis sanitaria ya había hecho mucho daño, ha sido así y toca conformarse, pero recuerda que «hemos perdido tres de los mejores meses para nuestro sector, el festival Músicos en la Naturaleza, los multitudinarios campamentos de verano que se han quedado en algo testimonial...» y, como no, «el Festival del Piorno en flor, una iniciativa con la que lográbamos desestacionalizar el turismo, cargada de eventos, como la Astroparty, la concentración ecuestre...». A día de hoy es complicado hacer planes, pero Alfonso sabe que su futuro pasa por dar ese digno relevo a los abuelos, a sus padres, a esas generaciones de grandes personas que eran capaces de llevar un negocio, de sacar una familia adelante, de conciliar cómo podían y de ocuparse de quien hiciera falta, de quien necesitara ayuda... también en un momento como el actual en el que lo han seguido haciendo. De las anteriores generaciones destaca Alfonso sin duda ese «espíritu de ahorro y de sacrificio». Es éste «el momento de agradecer y valorar lo mucho y bueno que hicieron (y hacen). Ellos salieron de una guerra, nos han dado el colchón de sus ahorros... Fueron esclavos de su trabajo, también».

 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

La diversidad, la riqueza de nuestro patrimonio en diferentes vertientes en lo cultural, en lo paisajístico.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Tanto la cercanía como su gente

¿Y lo que menos?

La falta que nos hace creernos que somos una provincia muy rica en muchas cosas

Un lugar para perderse …

En la capital, todo el casco histórico, en especial el tramo de la calle San Segundo a la plaza de Santa Teresa y El Rastro;y en la provincia, la Garganta de Barbellido y el refugio del Mellizo.

Un recuerdo de la infancia...

Jugar con los amigos durante muchas horas en la calle y montar a caballo, mi gran pasión y para la que tenía mucho tiempo.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Una necesaria simbiosis con la administración para facilitarnos las cosas a los empresarios, hablo de la local, provincial, regional y nacional.

Y tiene que mantener ... 

Su propia idiosincrasia, sus productos, ese de dónde venimos, el agradecimiento a las generaciones anteriores, creernos  que somos buenos.

 ¿Un personaje que le haya marcado?

Mi padre, Alfonso.

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Una ciudad maravillosa para visitar, pequeña. Un desahogo para las ciudades, para las grandes aglomeraciones.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Un poco estancada, no hay grandes empresas con las que mantener la población.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Sumar con otros compañeros, con asociaciones con marcas para reivindicar la promoción que Ávila necesita para seguir siendo un referente en lo turístico.