LAS compras on line, la liberalización de los periodos de descuentos en los comercios y el adelanto de las promociones al epicentro de la campaña navideña han ido, año a año, restando fuelle a las rebajas. Ya no se ven esas aglomeraciones de antaño y muchos consumidores ya no esperan al 7 de enero como agua de mayo para poder adquirir esos productos deseados durante días o semanas con interesantes descuentos. Aún así, la tradición se mantiene en muchos establecimientos que deciden esperar al 7 de enero y esa práctica de salir de rebajas el día posterior al Día de Reyes, aunque sin ser lo que era, volvió a repetirse ayer en Ávila. 

El ambiente arrancó, como el día, algo frío, si bien se fue caldeando con el paso de las horas y el aspecto del centro de la ciudad, el del eje comercial por excelencia, si no era el de un 7 de enero al uso, por momentos se pareció bastante, con un ir y venir de bolsas y con colas en algunas tiendas para probar ropa y pagar (fundamentalmente en las franquicias).

Y es que aquí, como en todo, la alegría siempre va por barrios. Si en algunos establecimientos era tarea imposible encontrar alguna prenda en concreto y había que armarse de paciencia para poder llevársela a casa, en otros las rebajas habían arrancado (o continuado) de forma bastante tímida y los clientes accedían con cuentagotas. En unos casos lo hacían para hacerse con ese producto al que ya le tenían echado el ojo previamente o para ‘cazar’ algún chollo improvisado, si bien en muchos casos utilizaron estas primeras horas para cambiar los regalos con los que Melchor, Gaspar y Baltasar, e incluso Papa Noel, no acertaron. 

Las tiendas, eso sí, trabajaban a pleno rendimiento, en algunos casos con algunas contrataciones temporales para atender la demanda que se prevé en estas semanas.