La legislatura está agotada y Pedro Sánchez anunciará el viernes la fecha de las elecciones tras el Consejo de Ministros. Como estaba previsto, el Congreso tumbó ayer los Presupuestos Generales del Estado, lo que deja sin margen de maniobra al presidente del Gobierno, que, según fuentes muy cercanas a Moncloa, ya tiene decidido disolver las Cortes y adelantar los comicios. Ahora mismo solo falta por concretar la fecha exacta. Ahora mismo solo se barajan dos: el domingo 28 de abril o el siguiente, el 5 de mayo.
La jornada en la Cámara Baja no dejó ninguna sorpresa. Miembros del PSOE, del PNV y de Podemos estuvieron intentando hasta el último momento que los independentistas catalanes retiraran sus enmiendas a la totalidad, pero, al final, los secesionistas no dieron el brazo a torcer y las Cuentas fueron rechazadas por 32 votos de diferencia. Socialistas, morados y jetzales sumaron sus fuerzas para intentar salvar el proyecto, pero los 159 apoyos que sumaron no fueron suficientes frente a los 191 que aglutinaron el PP, Ciudadanos, ERC, PDeCAT, Bildu, Coalición Canaria, UPN, Foro Asturias y dos diputadas de Unidos Podemos enfrentadas a su partido por diferentes motivos. A esas cifras hay que sumar una única abstención, la del representante de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, tradicional socio electoral del PSOE.
Poco después de la sesión, se anunciaba que Sánchez daría a conocer su decisión (la convocatoria electoral es una facultad que la Constitución le otorga solo a él) tras el Consejo de Ministros de mañana. Según pudo saber este periódico de fuentes muy próximas a Moncloa, ahora mismo el presidente únicamente baraja dos fechas: el domingo 28 de abril, después de la Semana Santa, o el siguiente, el 5 de mayo. De esta manera, se descarta por completo que puedan coincidir con las europeas, municipales y autonómicas del 26 de mayo, una posibilidad que cuenta con la oposición frontal de los barones socialistas, preocupados de que la política nacional marque los comicios regionales.
La ventaja que presenta convocar ya, según coinciden en señalar fuentes del Gobierno y del PSOE, tiene que ver con aprovechar la foto de las tres derechas (PP, Ciudadanos y Vox) en la manifestación del domingo pasado en Colón, una imagen que incomoda al partido naranja y que los socialistas perciben como un error de Albert Rivera que les pasará factura porque les aleja del centro, espacio que dejan libre para que el PSOE lo ocupe.