"No es necesaria una gran forma física sino buen corazón"

E.Carretero
-

Óscar Arribas lleva desde los 18 años siendo voluntario de protección civil, primero en Segovia, donde nació, y desde hace más de una década en tierras abulenses a través de la Asociación de Apoyo y Rescate Provincial de Ávila (ARPA)

"No es necesaria una gran forma física sino buen corazón" - Foto: David Castro

Aportar su granito de arena para minimizar las consecuencias derivadas de situaciones de emergencia o siniestros. Eso motivó al segoviano Óscar Arribas al cumplir los 18 años a colaborar con la Red Nacional de Radio de Emergencia (Remer) de Segovia así como a hacerse voluntario de la Agrupación de Protección Civil de la localidad segoviana de San Ildefonso, el pueblo de su familia y en el que pasaba fines de semana y vacaciones. «Cuando ocurría alguna emergencia en el pueblo veía que hasta que llegaban los profesionales había una especie de vacío en el que, con la formación necesaria, se podía ayudar», rememora Óscar sus inicios como voluntario de emergencias y sus primeros cursos en la Escuela Nacional de Protección Civil de Madrid.  
De hecho, desde el principio Óscar tuvo claro que la formación era esencial a la hora de intervenir como voluntario en situaciones de emergencia. Desde entonces no ha parado de formarse en materias como la extinción de incendios, la ayuda en accidentes o las intervenciones con mercancías peligrosas.
También cuando hace trece años llegó a Ávila, de donde es su mujer, lo hizo con la idea de seguir colaborando como voluntario. Fue así como conoció a Tomás Perea, que por aquel entonces estaba formado una asociación de protección civil. Así nació la Asociación de Apoyo y Rescate Provincial de Ávila de Protección Civil (ARPA), que no solo tenía como objetivo crear un equipo de voluntarios sino también el de ofrecer formación a agrupaciones que carecieran de ella, teniendo en cuenta que muchos de los voluntarios de las agrupaciones de Protección Civil de esta provincia tienen dificultades para asistir a cursos de formación fuera de Ávila. «Decidimos aunar esfuerzos entre los dos y, viendo la titulación que teníamos ambos, analizamos qué cursos podíamos ofrecer a otros voluntarios», rememora Óscar el punto de partida de ARPA, en la que Perea, presidente de la misma, lleva más la parte de formación y Arribas, la de intervención.  

La labor de Óscar y del resto de voluntarios está siendo especialmente intensa en estos meses debido a la pandemia, además de encomiable. No en vano, la tarea de los voluntarios de protección civil,  no solo es altruista, porque no reciben retribución económica por la misma, sino también valiente y generosa teniendo en cuenta que durante esos meses los voluntarios se arriesgan no solo a contagiarse de covid sino a llevar el virus a sus familias y hogares. «Lo que más me ha ayudado a no bajar la guardia durante estos meses es saber que tenía que llegar limpio a casa y que quería seguir disfrutando de ver crecer a mis hijos y de sus logros en kárate», apunta Arribas para quien el peor momento de todo este tiempo fue el fallecimiento  de uno de sus mejores amigos, Antonio Palop, a quien ha tenido presente durante todos estos meses cuando se enfrentaba con el virus en esas desinfecciones en centros de salud, residencias y hospitales. De hecho, todavía se emociona al recordarle.

 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?
Su patrimonio natural.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?
Tanto en la provincia com en la capital, su calidad de vida.

¿Y lo que menos le gusta?
La falta de inversiones industriales en provincia y capital.

Un lugar para perderse.
La subida al Pico Zapatero por la vertiende desde el pueblo de Navandrinal.

Un recuerdo de la infancia.
La verdad es que tengo muchos buenos recuerdos de mi niñez, en especial los vividos con mi padre aprendiendo muchas de las cosas que hoy sé hacer.

Un personaje abulense que le haya marcado.
El gran maestro de karatecas Luis Javier Domínguez Villahoz. Javi, como le llamaban sus alumnos. Dejó en la familia del Shotokan Tora un gran legado de personas como Belén Martin o Nines, entre otras, gracias a las cuales mis hijos han podido seguir formándose en un deporte tan completo como el  karate adquiriendo valores que hoy parecen olvidarse y tan fundamentales como el respeto y la confianza en sí mismos. Gracias a ello han logrado  ser medallistas  tanto a nivel regional  como nacional, lo que me enorgullece.

El mayor cambio que necesita Ávila es...
Convertirse en una ciudad y una provincia donde los jóvenes tengan oportunidades laborales para poder así hacer en ellas su proyecto de vida.

¿Qué tiene que mantener?
La capital, su esencia histórica y artística, y la provincia, su patrimonio natural y cultural.

¿Qué le parece Ávila hoy?
Una tierra con ganas de crecer a pesar de las circunstancias actuales.

¿Cómo ve Ávila en el futuro?
No tenemos más remedio que ser optimistas, porque lo contrario no tiene sentido. Hay que trabajarse el futuro.
¿Qué puede aportar usted a Ávila?
No solo yo, todos podemos aportar mucho tanto con nuestro trabajo como con acciones altruistas.

 

Lea la noticia ampliada en la edición impresa