Héroes de leyenda

Javier Herrero (EFE)
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La memoria de una de las bandas de rock en español más grande de todos los tiempos sigue viva 25 años después de su separación

Héroes de leyenda

Cuando Héroes del Silencio firmaron su final hace 25 años, pasaron a convertirse en héroes de leyenda. Entre ediciones pirata sin fin y eventos anuales para conmemorarles, el legado del cuarteto sigue casi tan vigente como en su apogeo, especialmente este 2021 en que coinciden varios hitos que reivindican su obra.

Un ejemplo de ello es la extensa biografía, de más de 500 páginas, que acaba de aterrizar en las librerías, titulada precisamente así, Héroes de leyenda (Plaza y Janés), escrita por el novelista y guionista de cine Antonio Cardiel. Otro, el documental Héroes: Silencio y Rock & Roll, dirigido por Alexis Morante, que emitirá en Netflix.

Este, además, verá editada su banda sonora con 25 canciones que «recorren la trayectoria de la banda de rock en español más grande de todos los tiempos», con más de seis millones de discos vendidos internacionalmente y cerca de un millar de conciertos a la espalda en solo 12 años de actividad, de 1984 a 1996.

El pasado mes de febrero, su vieja discográfica volvió a poner en la calle sus álbumes en formato de vinilo y la respuesta del público no se hizo esperar, copando los primeros puestos con trabajos como El espíritu del vino (1993), Live In Germany (2011), Avalancha (el último disco de estudio que editaron en 1995) y El mar no cesa (el primero, de 1988).

Con Enrique Bunbury, Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu al frente, son el grupo del que más discos pirata se facturaron y hasta ellos siguen recibiendo con entusiasmo parte de ese material, como cuenta Cardiel en su libro, que pasa por añadir una «mirada íntima» a lo ya publicado. Entre ese material, él mismo salva dos obras: Héroes del Silencio. El sueño de un destino, de Matías Uribe (Heraldo de Aragón, 2007) y Enrique Bunbury. Lo demás es silencio, biografía del cantante a cargo de Pep Blay (Random House Mondadori, 2007).

«Pensé que había hueco aún, sobre todo habiendo tenido una relación estrecha como hermano de Joaquín», explica sobre una filiación que podría llevar a algunos a pensar que iba a escribir «una hagiografía» en cuanto puro elogio. «Pero lo suplí con profesionalidad y ellos mismos han sido muy autocríticos», contrapone.

De hecho, se dice sorprendido por cómo en sus 120 horas de charla la honestidad les ha llevado a reconocer errores de todo tipo (composición, producción...) en al menos una docena de canciones.

Cardiel ha querido asimismo profundizar en «zonas de la vida del cuarteto zaragozano que no se conocían mucho», como lo que supuso para ellos su éxito en Centroeuropa y compartir cartel en festivales con ídolos como Robert Plant o Iron Maiden.

En paralelo al relato que siempre ha ensalzado a Bunbury como letrista y cantante y a Valdivia como guitarrista y compositor, reivindica además el papel de su hermano y de Pedro Andreu, que se sumaron a las filas de Héroes del Silencio un año después de su formación.

«Aportaron una excelente base rítmica a las canciones. Después de que entraran ellos, para mí hubo un salto de calidad», argumenta.

Solo encontró un escollo a sus planes: tres de los miembros del cuarteto se prestaron a sus entrevistas, pero Bunbury declinó participar tras un «sí» inicial, algo que subsanó acudiendo a la de por sí abundante documentación que había con él como portavoz.

«Yo no se lo reproché. Tiene múltiples obligaciones, con una carrera activa importantísima, y puede estar agotado de que le pregunten constantemente por su exbanda. Debió pensar que lo resolvería con una tarde, pero yo llevaba ya 30 horas de conversación con sus excompañeros. Le dije que necesitaba al menos 15 o 20 horas y ahí creo que sufrió un shock», relata.

En este punto, cabe interrogarle sobre si es Bunbury el principal freno a una reunión del grupo, aunque fuese eventual como la que en 2007 les llevó a congregar en un concierto en el circuito de Cheste (Valencia) a 90.000 personas.

«Es de las preguntas que no me gusta responder. Es un tema delicado que llevan muy en sigilo», zanja.

El principio del fin

¿Cuándo comenzó a romperse Héroes del Silencio? Cardiel marca un punto: «A partir de la grabación de El espíritu del vino por las presiones y exigencias tanto de la discográfica como de su agencia de contratación», señala ante una banda que, de por sí, se entregaba siempre al máximo. «Se encerraban sin límite de horario. Cuando compusieron Avalancha en Benasque (Huesca), estuvieron dos meses y salían solo para dar algún paseo», añade.

Todo eso devino en fatiga. «Fueron muchos conciertos, muchos minutos en carretera compartiéndolo todo: hoteles, restaurantes, pruebas de sonido... No tenían prácticamente vida privada», apunta. «También había un problema de criterio musical por la deriva roquera del grupo», comenta.

En su obra, Cardiel contrapone aquel clímax de Cheste al que él mismo asistió con otra imagen, la de veintitantos años antes de un Juan Valdivia «con la nariz pegada a un escaparate de Zaragoza, mirando unas guitarras que no podía comprar». Precisamente en el pueblo de sus abuelos, en Robres (Huesca), dieron su primer concierto. «Sonaron como sonaban ellos y se entregaron como se entregaban ellos», subraya ante una de las claves que, quizá, explican su vigencia actual, pase el tiempo que pase.