El drama y la soledad de los niños inmigrantes

Efe
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Un informe de Unicef alerta de que la mitad de los menores extranjeros no acompañados abandonan los centros de protección solos o por culpa de las mafias porque nadie les ayuda a saber si tendrán papeles cuando cumplan la mayoría de edad

El drama y la soledad de los niños inmigrantes Foto: F. G. Guerrero

Tras haber dejado atrás sus casas, sus familias o haberlas perdido en un viaje, quien sabe sin retorno, el drama de la inmigración infantil se ve incrementado por la soledad que experimentan los niños al llegar a su nuevo destino. Más aún cuando la mitad de los menores extranjeros no acompañados (Menas) abandonan los centros en los que deberían recibir protección solos o de la mano de mafias porque nadie les confirma si van a tener papeles antes de cumplir los 18 años o porque se pasan los días sin hacer nada, según Unicef.
"Los niños quieren estudiar, hacer algo, les genera mucha frustración no hacer nada, sienten que pierden los mejores años de su vida; cuando son escolarizados también tienen problemas porque no hay refuerzo y muchos de ellos pasan seis horas en clase sin enterarse de nada", explica Sara Collantes, una de las investigadoras del informe de Unicef Los derechos de los niños y niñas migrantes no acompañados en la frontera sur española.
Tras la visita a 15 centros de menores de Andalucía, Ceuta y Melilla y entrevistas con niños, policías, autoridades estatales y autonómicas, personal de los centros, jueces, defensores del pueblo, ONG y agencias de Naciones Unidas, el informe describe una gran variedad de situaciones, pero en la mayoría de los centros hay saturación y en algunos, define su situación como de "riesgo".
"Cuando un niño llega a un puerto español está previsto llevarlo a un centro de protección de la infancia, pero al descender al día a día vemos que hay problemas, hay déficit que está generando desprotección y generando que los niños sean más vulnerables de lo que son", ha lamentado la investigadora.
Unicef constata que hay niños que viven en la calle, sometidos a riesgo de explotación sexual y otros abusos.
"Es un problema muy grave el tema de las drogas y otras adicciones; normalmente en los centros son conscientes del daño, pero no hay plazas en recursos especializados y también hay saturación de otros sistemas como el de salud mental", indica.
Algunos niños más pequeños que comparten habitación con otros de 16 o 17 años describen la ansiedad y el miedo que les produce, personal insuficiente y sin la cualificación adecuada para atenderles, hay retrasos en la escolarización y cada vez menos actividades educativas, añade la investigadora.
"Voy a explotar", dice un joven al personal de UNICEF, que expresa su frustración porque no entiende nada en clase.
¿Qué falla? "España tiene un buen modelo porque el enfoque es de protección de la infancia, por lo que el punto de partida es bueno y hay voluntad política, pero tiene debilidades y no está consiguiendo proteger a los menores", ha explicado el presidente de la ONG, Gustavo Suárez Pertierra, quien ha lamentado que el 50 por ciento de los menores acaba abandonando los centros.
España se ha convertido en la primera puerta a Europa de personas migrantes, con más de 65.300 llegadas en 2018; de ellas, 6.063 son niños no acompañados que han llegado por mar (2.345 en 2017 y 588 en 2016), lo que significa un incremento de 150 por ciento en los últimos dos años.
"No son muchos, ha crecido el número en un elevado porcentaje respecto a años anteriores pero si pensamos que hay 9 millones de niños en España con sistemas educativos y sanitarios para atenderles, debemos tener la capacidad de resolver los problemas", añade.
El informe también constata las diferencias entre centros y reclama un plan común, con normas iguales y coordinación entre comunidades autónomas.
Entre otras inquietudes, censura las devoluciones automáticas de menores de edad, fallos en la identificación de la edad y retraso de los trámites de permiso de tutela y de residencia, lo que provoca que algunos jóvenes lleguen a la mayoría de edad y todavía no tienen resuelta su situación legal.
Además, Unicef destaca que el enfoque no debe ser cómo devolver a los niños, sino que hay que evaluar su situación y si lo mejor es el retorno para el niño, que se haga.
"Los niños donde mejor están es con sus familias, pero no podemos producir una devolución sin las garantías suficientes y valorar el interés superior del niño, y eso se hace comprobando si la familia está dispuesta a acoger al menor, si el menor no está sometido a violencia y si es capaz el país de admitirle en el ámbito educativo y con garantías sanitarias", entre otras cuestiones, ha explicado el presidente de Unicef.
¿Qué pasa cuando se cumplen 18 años? "Pues nada, le cantamos el cumple y la niña coge la maleta y se va", explica una menor.
UNICEF alerta de la situación de esos nuevos adultos, porque hay pocas plazas para acoger a menores ex tutelados para facilitarles la integración real a su nueva situación.
La ONG también reclama planes contra el acoso escolar, contra el racismo y la xenofobia.
"No se puede mirar para otro lado, son un fenómeno creciente, especialmente con niños y niñas marroquíes", ha puntualizado la directora de sensibilización, Maite Pacheco.
De los 13.012 menas que están en el sistema de protección, la mayoría son de Marruecos (8.470 niños y 371 niñas), seguido de los menores de Guinea (984 niños y 118 niñas), Argelia (639 niños y 42 niñas), de mali 568 niños y 12 niñas), entre otras nacionalidades.

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