Con la llegada hace 10 años de la crisis, los ahorradores perdieron su confianza en la banca a la que responsabilizaron de una gran parte de los males que sufría la economía nacional pero, sobre todo, por que sus ahorros dejaron de producir. El dinero en el banco ya no era rentable y, en consecuencia, los inversores se vieron obligados a buscar nuevos productos que les aseguraran, al menos, mantener su poder adquisitivo. 
Ante la recesión que se produjo en toda la UE, el Banco Central Europeo emprendió una estrategia monetaria para garantizar la liquidez del sistema y desde entonces mantiene los tipos de interés en el 0%, y la tasa de facilidad de depósito en el -0,4%.
Sin embargo, la marcha de la economía nacional, la reducción de la tasa de paro  por debajo del 15% y las necesidades de liquidez de las familias y de las empresas ha hecho que el atractivo de los depósitos a plazo fijo vuelva a subir en España.
Los últimos datos del Banco de España demuestran una ligera subida de las rentabilidades de los depósitos en este tipo de productos financieros, dejando atrás una tendencia que no había dejado de caer desde finales del 2012 y que abre la puerta a  la recuperación del sector de inversiones más eficientes.