Sometidos a una gran presión

Raquel Santamarta (SPC)
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Mantener a raya la hipertensión es clave para evitar un infarto, un ictus o una insuficiencia renal y se puede conseguir adoptando hábitos saludables como dejar de fumar, reducir la ingesta de sal y hacer ejercicio

La hipertensión arterial (cuando supera las cifras de 140/90 mmHg) es el principal factor de riesgo cardiovascular. Afecta a alrededor del 40 por ciento de la población adulta y amenaza a los órganos responsables de regular la presión de la sangre: el cerebro, el corazón y el riñón. Por eso, los afectados deben asumir «cambios graduales y sostenidos en el tiempo» para evitar un infarto, un ictus o una insuficiencia renal.
«La mejor manera de no aparecer en esas estadísticas es una buena prevención. Y eso se consigue modificando una serie de hábitos que son claves en su aparición y que pasan por seguir una dieta saludable, hacer ejercicio, abandonar el consumo de tabaco y alcohol, disminuir la ingesta de sal y esquivar el estrés en la medida de lo posible», explica la doctora Cristina Bouza, médico especialista en Nutrición en la Clínica Instimed, incidiendo en que solo la mitad de las personas que viven con hipertensión arterial están al tanto de la enfermedad que padecen.
La herencia es clave. En este sentido, la doctora deja claro que existe un claro componente genético en su entrada en escena. «Cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertenso, las posibilidades de desarrollar esta condición se duplican. Por eso, siempre aconsejamos un control de la tensión con regularidad en aquellos pacientes con antecedentes familiares o que hayan sufrido infartos de miocardio antes de cumplir los 50». Para estar al tanto de cómo van los niveles de tensión, Omron Healthcare cuenta con una gran variedad de monitores domésticos que garantizan la misma precisión de resultados que los obtenidos en un consultorio médico.

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