Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Félix

30/06/2020

El pasado viernes falleció en su domicilio de Simancas (Valladolid) Félix Pérez, uno de los dos integrantes del dúo Candeal. La música popular de Castilla y León, la música en general, está de luto. Y el duelo se extiende al alma de esta tierra nuestra porque Candeal forma parte desde hace años de la mejor esencia castellano-leonesa, algo muy difícil de lograr y que ellos, Félix y Toño, Toño y Félix, han conseguido a base de talento, entusiasmo y de creer firmemente en lo que buscaban y en lo que hacían. Sus actuaciones en las eras de Villalar los 23 de abril, sus recitales en el cierre de las fiestas de Valladolid y sus conciertos en cientos de pueblos y ciudades forman ya parte de la historia de la cultura tradicional y han conquistado el corazón de miles de gentes que, año tras año, esperaban a los “candeales”, para corear sus melodías, para divertirse, para sentirse más de aquí y estar orgullosas de serlo, para presumir de su patria chica y decirse a sí mismas que en su tierra también hay buen folklore y artistas que saben interpretarlo. Este fue uno de los grandes méritos de Candeal. El dúo escaló hasta la categoría de mito, hasta la identificación total con Castilla y León. Candeal es, y será siempre, bastante más que un grupo musical que suena muy bien y que ha recogido decenas de tonadas a punto de desaparecer o minusvaloradas por una extraña modernidad mal entendida. Es un símbolo de esta región. Cuando aquí priman el provincialismo y el individualismo, Toño y Félix, su música, sus textos, se impusieron a estas lacras para decir alto y fuerte que donde estaban ellos estaba Castilla y León, estaba una forma de existencia, de cultura, de vida. Esta es la gran herencia que nos ha dejado Félix, el de Toro, y que seguirá eternamente en sus más de veinte discos, en tantos recuerdos y en el corazón de Toño Ortega. Aunque Villalar ya no vuelva a ser igual, Candeal continuará presidiendo el escenario y su espíritu, alegre, desenfadado, profundo, sobrevolará el pueblo comunero para pedirnos que luchemos por esta tierra, que no nos resignemos a verla agonizar. Félix nos lo agradecerá. ¡Larga vida a Candeal!