Jorge Pato

Teoremas y conjeturas

Jorge Pato


Concurso de popularidad

19/04/2021

Puede parecer un mero hecho casual, pero cada vez se está instalando más en nuestra sociedad una suerte de conformismo con todo lo que sucede a nuestro alrededor que está derivando en la mediocridad en muchas parcelas en las cuales debería primar justo lo contrario, debería buscarse la excelencia. Si hay un campo en el que cada día se pone más de manifiesto esta apuesta por la mediocridad es en la política. Que lejos quedan esos momentos en los que los representantes del pueblo soberano tenían un respeto por esa condición que ostentaban y en los diferentes órganos de representación se parlamentaba. Ahora parece ser que con la irrupción de las redes sociales únicamente interesa el tuit, el chascarrillo o la ocurrencia, en vez de hacer uso de la dialéctica política para expresar y defender ideas demostrando educación, formación y sobre todo el haber preparado el tema que se va a abordar. Ahora todo eso da igual, hasta el punto de que alguno, concretamente Pablo Iglesias, se permite el lujo de realizar una precampaña electoral subido a las azoteas y sin presencia de los «incómodos» periodistas que puedan ponerle en un verdadero compromiso con preguntas que no sean de su agrado. Pero qué se puede esperar de alguien que tiene un comportamiento propio de un dictador, señalando a los periodistas que no son de su ideología, buscando amordazar y aniquilar la libertad de opinión, prensa e información.
El Congreso de los Diputados ha pasado de ser un lugar de debate más o menos bronco, a un patio de colegio donde los párvulos demostrarían mas civismo que muchos de ellos, solo buscan ser «el más popular de la clase» o el que tiene más «Me gusta». Una pérdida total del respeto a las instituciones y al lugar que les da de comer. Eso sí, tenemos grandes expertos en buscar frases célebres en Google. Hasta tal punto ha llegado la falta de ideas que no hay jornada parlamentaria sin varias de esas referencias, lo que no se paran a pensar los que recurren sistemáticamente a esas frases, es que dejan patente su ignorancia al no ser capaces de articular un discurso propio y tener que recurrir a lo que otros pensaron y dijeron. Quizás por eso puede ser Presidente del Gobierno un señor «doctor» de copia y pega.
Derivado de todo esto y como consecuencia de la cesión a las Comunidades Autónomas de las competencias en Sanidad, la gestión de la pandemia en este segundo estado de alarma y la cuestión de la vacunación se nos vende día a día como un ranking en el cual se compite entre Comunidades, cuando se tendría que velar porque la asistencia sanitaria fuese idéntica en todo el territorio y más aún en esta situación que vivimos.
La Sanidad debería recentralizarse, que sea el Gobierno Central quien tenga la gestión en todo el territorio, aunque esto les cabree a los nacionalistas. Sería la única manera de que nuestro sistema sanitario fuese igual para todos, que no hubiese fronteras en la atención sanitaria y sobre todo que hubiese un responsable, para lo bueno y para lo malo, no como ahora que Pedro Sánchez se ha parapetado detrás de las Comunidades para quitarse responsabilidad en lo malo, pero luego sale a ponerse medallas que no le corresponden con lo bueno. Además se nos ha olvidado que después de cien mil muertes el Ministro Illa se fue haciendo mutis por el foro, a pesar de la nefasta gestión que realizó, baste como ejemplo lo que nos ha confesado Fernando Simón hace pocos días. El primer estado de alarma y el confinamiento domiciliario fue consecuencia de que no sabían qué hacer. Aplauso y vuelta al ruedo.