Darío Juárez Calvo

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Darío Juárez Calvo


Les gestes de la tauromaquia inclusiva

24/01/2021

Filomena sigue su gélido curso por la península. También por Sevilla. Por el ala derecha del Guadalquivir, los vencejos cumplen su cuarentena invernal escondidos en los recovecos de las fachadas del Paseo de Colón, mientras la calle Iris se observa fría, sórdida, desnutrida de color, toreros y jaleo. Pero hace unos días, Jesús Bayort publicaba en el ABCdeSevilla la intención confirmada de Morante por matar la corrida de Miura en la próxima Feria de Abril -en caso de que se dé, claro-, como homenaje a Joselito El Gallo por el 101 aniversario de su triste final en Talavera. Y, ¡sorpresa!, el melón se volvió a abrir. ¿Gesto o gesta? 
Ante tanta contienda tuitera llegué a pensar que dándole un toque en un momento dado a Irene Montero, podría ser luz en la mañana y sacar de dudas al twittendido, pese al miedo de que tirase por la calle de en medio y lo dejara en ‘gestes’, dándonos así la bienvenida a la tauromaquia inclusiva. Bueno, el plan B era razonar y analizar un poco aquello por encima. Así que, ya que Irene no nos iba a hacer ese favor, creí que no quedaría más remedio que darlo una vuelta. Así que me fui al diccionario. 
Gesto: Acción realizada por un impulso o sentimiento, especialmente cuando con ella se muestra educación, delicadeza o cariño. Gesta: Hecho o conjunto de hechos dignos de ser recordados, especialmente los que destacan por su heroicidad o trascendencia.  
En ese momento, en mi cabeza empezaron a caer en fila de a uno nombres de toreros como en los créditos del western de los 70; aquel código de barras en movimiento, con el blanco y el negro invertidos, donde no se leía un puñetero nombre, pero sí se vislumbraba, como dentelladas fotográficas flasheadas en la memoria, los tintes de tardes epopéyicas unidas a esos nombres propios que, curiosamente, se encasillaban todos en la definición femenina: Antonio Bienvenida, Paco Camino, Ruiz Miguel, Luis Francisco Esplá, César Rincón, El Fundi, Iván Fandiño… Hombres de gestas con ‘a’, capaces de echarse a los lomos tardes de verdadero circo romano con una carga emocional superlativa. 
Hay que decir que Morante hace tiempo que no duerme en blando. La telúrica y moderna bohemia de Kodak, camisas estampadas y habanos de una cuarta, a veces no es tan práctica como parece. Le apasiona velar por sus intereses como torero y por los que le obliga el personaje que se apropió de su persona. Sin deducciones maquiavélicas pero, en su caso, el fin o los fines parece que sí justifican los medios. 
Lo que Morante hará la tarde de Miura, si es que se da, es un grandioso gesto. Con ‘o’. ¿Puede convertirse en gesta? Por supuesto, faltaría más. ¿Quién dice que Morante no va a poder con ellos? ¿Quién se atreve a pronunciar un sesgo retrospectivo que pueda dejar en evidencia a más de uno? Ojo, ¿hay motivos para pensar que no? También, muchos. Pero ajolá, pues sería algo literalmente extraordinario y de una trascendencia inusitada. Entonces sí se podría debatir el cambiarle el sexo a ‘gesto’. Sin embargo, resulta curioso que se tome como gesta matar dos toros. Pero es que son de Miura… Ya, ya (…). Gesta es matar un elenco de encastes diferentes para darle vida al rico abanico de la cabaña intentando escribir tu nombre -o escribirlo más- en la historia del toreo; gesta es poderle a un toro encastado hasta que siente el frío del acero y el cual te advierte que te quiere dejar en bragas desde que toma el capote; gesta es sobreponerse a la gravedad de una cornada para volver a la cara del toro por amor a tu profesión, se sufra lo que se sufra y cueste lo que cueste.