Roberto Ponce

Hablemos de Ávila

Roberto Ponce


Un ciclo sin fin

01/12/2022

Llevo diez temporadas escribiendo en Diario de Ávila. La colaboración desde el inicio se estableció en una columna de opinión al mes, y así continúa. La periodicidad estaba relacionada con el escaso tiempo libre del que disponía en el día a día. Eso tampoco ha variado, si acaso a peor.
Elegí Hablemos de Ávila porque quiero centrarme en nuestra provincia. Lo más cercano es lo que me interesa y creo que también al lector. En este tiempo me he referido a múltiples hechos, situaciones, anécdotas y personas con las que me cruzo, ya sea de manera profesional o personal.
Agradezco la oportunidad y el espacio, teniendo en cuenta que cada vez que me pongo delante del teclado para empezar a escribir pienso en la repercusión que puede llegar a tener el texto.
Nunca el director, ni el redactor jefe, ni ningún compañero me han limitado a la hora de expresarme, aunque sí que he recibido llamadas de quien se da por aludido al poner negro sobre blanco actitudes, comportamientos y decisiones que denuncio.
En especial, recuerdo una de abril de 2015. Después de leer mi columna, varias personas del mismo partido político se pusieron en contacto conmigo para «contarme» que no les había gustado nada lo que había escrito, que les había decepcionado y, más allá de las presiones verbales y barrabasadas varias, me preguntaron cómo me atrevía a poner cosas así. Otros también me felicitaron por contar precisamente algo que perciben los ciudadanos y que, por desgracia, no ha cambiado.
El texto versaba sobre la configuración de las listas electorales municipales y autonómicas de aquella época, preocupándome de manera irónica por el futuro laboral, más allá de la política, de las personas que no seguían en un cargo. Hacía referencia, pese a no ponerlo de manera explícita porque las indirectas son fundamentales, a las conocidas como puertas giratorias o puestos de confianza en administraciones, empresas y estructuras afines. El tiempo me dio la razón y ahí siguen en la mayoría de los casos. 
Otros al cerrar ese capítulo vuelven a su trabajo, o siguen con su tarea porque han sido capaces de complementarlo, pero esta situación, la de no salir del círculo de lo público y el amiguismo, me temo sucederá también en unos meses. Lo tenemos aceptado. Sólo nos queda sorprendernos, o no, cuando lo leamos en un titular, comentarlo en los bares o en la cena de Nochebuena. Porque como se canta en El Rey León esto es un ciclo sin fin y entiendo que para demasiados es muy apetecible, o la única opción.
Por cierto, los que ya saben que formarán parte de una candidatura y tienen opciones de salir, que vayan perdiendo el miedo a hablar en público porque ya sabemos que lo principal es que sean capaces de gestionar, solucionar problemas y ser amables con los votantes, pero estaría bien que los elegidos se explicaran de una forma adecuada para el cargo que pueden ostentar, más allá de leer un papel.
Que los dirigente que están haciendo cástines lo tengan en cuenta, porque tan importante es ser amigo de alguien como saber contar los proyectos del Ayuntamiento, la Diputación, la Junta… En definitiva, que sea capaz de argumentar, por ejemplo, decisiones políticas ilógicas que sólo respaldan o votan en contra para cumplir lo establecido por su partido, aunque vaya en detrimento de los abulenses.

ARCHIVADO EN: Ávila, Política, Nochebuena