Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Retórica...

24/05/2023

La política es una técnica organizativa y dominadora, presidida por unos  políticos que  no parecen tener otro fin que mantener la imagen pública de ellos mismos, tanto el gobernante como el candidato, y suscitar la adhesión de los electores, con el fin de mantener o conquistar el poder. Sin embargo, el verdadero político se debería distinguir porque buscara el bien común, pero no en particular el suyo. El buen político es quien persigue la utilidad social, el bienestar, la justicia, y la igualdad de la ciudadanía. Un mal político es el que pone en primer lugar la preocupación por el poder. Por eso, la gran diferencia no es el procedimiento para la elección de mandatarios, si no el fin que busca el elegido una vez que se ponga a gobernar.
Por  esto y mucho más es muy importante abrir los ojos, y participar en los asuntos políticos, dado que dicho tema debe gestionarse entre todos. «Somos sociedad» por este motivo, somos socios, y no debemos desligarnos, porque no es conveniente dejarlo todo en manos de los que gobiernan. Los ciudadanos descubrimos que si no nos metemos en política, la propia política, tarde o temprano, se meterá en nuestras vidas, como está sucediendo. El invento de la democracia griega fue imponer a todos los ciudadanos que acudieran a la discusión, así como a ejercer el voto, por los asuntos que les concernían. 
Estamos cerca de ejercer nuestro voto en las urnas, ¿ya estamos mentalmente decidiendo? o decidimos seguir diciendo que mala es la política. ¿Tenemos derecho a decir esto? Quizás sí, dado que los grupos de las ideologías políticas están formadas por personas, las mismas que hemos visto gobernar quieren llegar al poder, sin ética, mintiendo, pero, sobre todo, yo les preguntaría: ¿Creen en lo que dicen? Algo muy importante para hacerse creer. Días atrás acudí a un mitin de uno de los partidos que aspiran a la Alcaldía de Ávila. Y lo que más me interesó era ver la fe del ciudadano hacia ese partido político, y sobre todo que volvieran a creer en el discurso, una y otra vez, después de tanto tiempo (retórica) lo mismo y lo mismo queremos para Ávila, etc. etc. Se dice que España necesita un cambio, porque no somos sinceros, necesita otros políticos, otras metas, otros discursos serios, y que las promesas que nos dicen, con sus propias palabras, puedan llevarse a la práctica. No somos niños, ya hemos descubierto quienes son los reyes magos. Señores legisladores, háganse un examen de conciencia, primero «creen ustedes en lo que dicen», es necesario que lo que prometan les suene en el oído a compromiso social, por favor, pero volvamos a la fe, esto de creer en ustedes, es como una religión, pecar, arrepentimiento, absuelto.  Y  después de cuatro años otra vez los mismos pecados, y así sucesivamente... Pero no todo se perdona, en el interior de un partido hay muchas puñaladas traperas, hipocresía, daños irreparables, y decisiones que decepcionan a sus votantes, pero también hay personas con dignidad y tolerancia ante esas mismas decisiones.
El que quiera desempeñar honestamente una actividad política debe pensar que ha de enfrentarse a una realidad muy cruda, sembrada de injusticia, intereses turbios, afán de poder, manipulación de la verdad y de las personas, situaciones miserables, ley del más fuerte. La ley no triunfa si no hay autoridad, pero la autoridad democrática apela a la libertad, la gente comete errores, especialmente la que gobierna, por lo tanto debe ser posible destituir sin violencia y sin engaños. ¿Por qué la práctica política no puede ser transparente?