Domingo del Prado

Los lunes de Domingo

Domingo del Prado


El Presidente Tardón

24/10/2022

Ocurrió este sucedido
que aquí les voy a contar
en el día 12 de octubre,
que es la Fiesta Nacional.
Estaban en Los Madriles
dispuestos a celebrar
la fiesta de Las Hispanias
a lo grande, un año más,
los políticos de turno
y la clase militar.
Fueron llegando políticos
y, de forma harto puntual,
llegaron Sus Majestades
a ocupar su real lugar.
Mas los segundos pasaban…
¡No acababa de llegar
el jefe de La Mon Cloa,
el sin par Don Pedro Sán!
Con paciencia democrática
esperó Su Majestad,
ojeando cada segundo
su rico reloj real.
Mientras, La Reina decía:
—¡Ay, no viene ese rufián!
—No digas eso, Leticia,
que este rufián llegará,
aunque el otro, con mayúscula,
dudo que vaya a llegar…

La cabra de la legión
se disponía a desfilar…
pero Pedro no llegaba…
¡Qué suspense, qué ansiedad!
—Este nos deja plantados;
Feli, ¿tú crees que vendrá?
—Calla, Leti, no exageres,
este viene, ya verás.
—¡Vaya caradura tiene!
¿Es siempre tan informal?
—Este es un caso perdido,
no se puede enderezar…
Este nos manda al exilio,
como mandó a mi papá.
—No querrá venir, pues pitos
y abucheos le sonarán…
—Sin duda, se los merece,
pues no para de enredar…

Después de un largo minuto
que duró una eternidad,
llega, orgulloso y erguido,
el ínclito Pedro Sán,
—o sea, por si no se aclaran,
llega, al fin, Su Sanchidad—.
Nada más chocar las manos,
dícele Su Majestad:
—¿Cómo has llegao tan tarde
¡¡¡estoy cansao de esperar!!!
¡Tendrás cara, Presidente!
¡Va más de un minuto ya,
y estoy… hasta la corona
—o coronilla, da igual—,
de estar aquí como un tonto
y sin nada que ordenar…
—Razones tengo, Don Sexto:
Pinchó la rueda de atrás
y el chofer de La Mon Cloa
no la ha podido arreglar…
—Cambia de chóferes, Pedro,
que estos te van a matar,
que con Unidas Perdemos
no tienes ná que ganar…
¿No tienes otra disculpa
por tu tardanza procaz?
—El reloj no me funciona…
Mi reloj anda fatal…
Y me quiero hacer el sordo,
pues no me gusta escuchar
el concierto de abucheos
que me van a dedicar…
Culpa es de mis asesores,
que son cerca de un millar,
y son los que le dan cuerda
al reloj presidencial…
—¿Es de péndulo o de cuco
reloj tan original?
¿Anda a mentiras o a impuestos,
o es de arena quizás?
Porque me dijo el Alberto,
—Don Feijóóó, el popular—
que «el reloj de Las Españas
se atrasa cada vez más
y en vez de ir hacia alante,
con usted, anda p'atrás».
Y que, «con este artilugio
que en La Mon Cloa aún está,
vamos de culo y sin frenos,
cuestabajo y marchatrás.»
Cambia ya de reloj, Pedro,
que este no carbura ya…
y merece Hispania otro
reloj nuevo, y a estrenar…

Más cosas, ay, se dijeron
con total sinceridad.
Mas lo que cuchichearon
yo no lo pudo contar,
pues es secreto de estado,
y no tengo autoridad
para decir lo que hablaron,
pues permiso no me dan.
Pero ustedes, que son listos,
lo pueden imaginar…
Y aunque su asesor no sea,
yo me atrevo a aconsejar
a nuestro querido Presi,
el sin par Don Pedro Sán:
Con mis respetos, Don Presi,
debe usted ser más puntual;
pues, según la nueva Ley
de Heducación de Celaá…
de nota husté se mereze…
¡un zero en puntualidáz!

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