SIEMPRE se ha considerado a los cursos fluviales como sumideros donde arrojar todo tipo de residuos, especialmente líquidos; al fin y al cabo «el agua se los lleva y los aleja del punto inicial donde se echan». Durante muchos años, el parche era solicitar la autorización a la confederación correspondiente, o pagar una multa impuesta si no se hace correctamente, pero que en numerosas ocasiones es tan insignificante que sale más rentable ‘soltar la pasta’ que depurar convenientemente el vertido.
A pesar de notarse algunos avances en el tema de obras de depuradoras de residuales en ciudades de cierta entidad de población, las infraestructuras realizadas años antes con un número de habitantes mucho menor que el actual, resultan a todas luces insuficientes, y la carencia de una red de alcantarillado de aguas pluviales y otra de residuales hace que la lluvia «reviente» las alcantarillas tirando aguas fecales a los cursos naturales. Es un problema muy grave y no fácil de resolver si no se tienen grandes voluntades políticas y suficientes inversiones, así como una visión de futuro muy pocas veces contemplada.
También los pesticidas agrícolas arrojados a toneladas en nuestros campos y especialmente en algunos monocultivos, de todos conocidos, van a parar al mismo sitio: a los freáticos, y generalmente son arrastrados por el agua pluvial a nuestros ríos.
Pero a veces el problema nace directamente en las cabeceras de los ríos; en pequeños municipios con muy escasa población donde los volcados de las aguas fecales van directamente a los arroyos, sumándose a los lixiviados de estabulaciones que también van a parar al mismo sitio contaminando el agua casi desde el propio inicio de la red fluvial.
Una solución barata y muy factible para estos pueblos de pocos habitantes son los llamados filtros verdes, que en su día tuvieron cierto auge y actualmente apenas se habla de ellos, y consisten en una superficie de terreno donde se establece una plantación forestal o agrícola con diversas especies que consiguen una buena filtración de los contaminantes presentes en las residuales de pequeñas poblaciones; aunque tiene algún inconveniente como el requerir un tipo de suelo sin aguas subterráneas cercanas, o una superficie de terreno más o menos llana. Y si no, siempre podrá instalarse una pequeña depuradora de coste asumible; pero lo que hay que tener claro es que nuestros ríos y arroyos necesitan tener vida de nuevo en sus cauces. :-(