Victoriano Martín Martín

Rerum Ultimas Causas Cognoscere

Victoriano Martín Martín


Esta banda tiene un solo objetivo: el poder

31/10/2022

El estudio de la teoría de la elección pública (Pablic Choice Theory), y la obra del padre de la misma, James Buchanan (1919-2013), Premio Nobel de Economía en 1986, me enseñaron que el comportamiento de los burócratas y los políticos es similar al de otros agentes económicos, y lo que busca es maximizar su estancia en el poder, principalmente satisfacer sus propios intereses y solo, como consecuencia no querida, el bien social. La banda aquí es la clase política en general, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, pasando por la socialdemocracia –existe?- y los liberal-conservadores, fundamentalmente conservadores, y muy poco liberales. Y si tienen alguna duda, miren la competencia siniestra pero dramática por la bajada de impuestos. Pero cómo pretenden estos desalmados financiar unos servicios públicos cada vez más deteriorados? Porque servicios públicos son la sanidad, la enseñanza en todos los niveles, defensa y seguridad, administración de Justicia y un largo etcétera, todos ellos en evidente decadencia. La carrera en la resurrección del mantra de la reducción de impuestos como no podía ser de otra forma la inician los liberal-conservadores, y digo liberal-conservadores porque liberales desafortunadamente no existen. Pero varios varones socialistas se apuntan de forma vergonzante al aquelarre de la bajada de impuestos, iniciado por las autonomías de los conservadores. La obsesión con la inflación de oferta y la satanización de la consideración de la inflación como fenómeno monetario deja vía libre a la monetización de un déficit público cada vez más descontrolado.

El 22 de octubre de 2021, cuatro meses antes del inicio de la guerra de Ucrania, John H. Cochrane, un profesor de la Universidad de Chicago y senior fellow de la Institución Hoover, escribió un interesante papel titulado La Venganza de la Oferta que desde la ortodoxia económica explica los tristemente famosos shocks de oferta, especialmente el encarecimiento de la energía, dicho sea de paso, con anterioridad a la guerra, aunque el problema se haya agravado después. El papel se refiere a la economía americana, pero las denuncias de Cochrane son aplicables especialmente a Europa en general y a España en particular. Pues bien a los responsables de las políticas no les debiera haber cogida por sorpresa ni el aumento de los precios, ni la escasez de bienes y hasta de mano de obra. Prácticamente toda la agenda política posterior a la pandemia está orientada a políticas que estimulan la demanda y desalientan el trabajo, lo que explica que las restricciones del lado de la oferta debieran haber sido fácilmente predecibles.

Comencemos por el lado de la demanda; los Bancos Centrales, desde la Reserva Federal de Estados Unidos, pasando por el Banco de Inglaterra, hasta el Banco Central Europeo han emitido cantidades ingentes de papel moneda, regalando cheques a una parte importante de la población de los diferentes países; centrándonos en el caso de nuestro país, tales regalos toman forma de "ingreso mínimo vital", "renta garantizada de ciudadanía", "bono cultural joven", "ayudas generales al consumo de carburantes"; y últimamente "el abono transporte de cercanías y media distancia", lo que está provocando trenes que viajan reservados pero vacíos, con lo que gente que hubiera viajado en tren con tarifas normales, tienen que hacerlo por carretera. Con este chorreo de dinero, la inflación no debiera haber sido difícil de prever.

Pero del bagaje de los economistas ha desaparecido la explicación de la inflación como fenómeno monetario. La explicación de la subida del nivel general de precios han pasado a ser los ya mencionados tristemente famosos shocks de oferta, que como adelantábamos fueron provocados por la agenda posterior a la pandemia. Pero los shocks de oferta lo que producen son alteraciones en los precios relativos.

Volvamos a los precios de la energía. El enfoque de la política climática, impulsado por el mantra del cambio climático y la sacralización del medio ambiente, ha sido los últimos años acabar con el suministro de combustibles fósiles y con la energía nuclear, sin tener en cuenta la disponibilidad de fuentes alternativas presuntamente más seguras; pero, ay!, cuando se reduce la oferta los precios suben; otra vez tenemos que resaltar que la guerra no ha hecho más que agravar un problema que previamente se había provocado.

Dudo que a la hora de poner en marcha las ayudas de forma indiscriminada se hayan tenido en cuenta los supuestos del comportamiento humano de que partimos los economistas, tales como que si la gente tiene más dinero trabaja menos; y de la misma forma que si las retribuciones del trabajo son mayores la gente trabaja más. Pero además las ayudas indiscriminadas tienen otras consecuencias no queridas muy perjudiciales para el funcionamiento del mercado de trabajo; algunas de las ayudas son incompatibles con un trabajo remunerado; pero es que suele ocurrir que la gente recibe más dinero cuando está en paro, de lo que ganaría trabajando, con lo que la decisión es clara, no regresará al mercado de trabajo.

En síntesis, los shocks de oferta han sido provocados por políticas equivocadas y casi siempre disparatadas, pero la inflación la ha causado la cantidad de dinero emitido para financiar los gastos derivados de aquellos disparates, ignorando que el gasto público no financiado por impuestos termina monetizándose y provocando mayor inflación. No se fíen de los canticos de sirena de las bajadas de impuestos, la cohesión social necesita buenos servicios públicos, en la actualidad en peligrosa decadencia. Hasta aquí las políticas disparatadas del gobierno central; pero si echamos un vistazo a nuestros gobernantes locales, estos más bien de derechas, no queda mucho lugar para la esperanza.

Va a hacer un mes que cayó en mis manos el Discurso integro de Luis Landero en las medallas de Extremadura. Providencialmente Landero se ha convertido en el flamante Premio de las Letras Teresa de Ávila, cuyo acto de entrega tuvo lugar el pasado 11 de octubre. Pero vamos al discurso, porque su apreciación sobre Extremadura y los problemas del tren, y la responsabilidad de los políticos me ha refrescado lo que yo llevo pensando sobre los políticos de Ávila, al menos desde que escuché a una de las máximas autoridades de la ciudad, hoy todavía en activo, como representante parlamentario, en pleno debate sobre el Ave, que ya habíamos perdido, que "Ávila no necesita el Ave, lo que necesita Ávila es un campo de golf"; y esto, en el casino de Madrid en unas conferencias organizadas por la entonces Caja de Ahorros de Ávila; lo recuerda, senador? Cráneo privilegiado...!

Pues bien, Ávila tiene un campo de golf en Naturavila, del ave no se sabe nada, pero ha perdido la mayoría de los trenes. En coche privado estamos apenas a una hora de Madrid, pero en transporte público, el viaje se ha convertido en una pesadilla. Y ya que estamos en Ávila, aquí no funciona nada; correos es un desastre, la sanidad va de mal a peor, solo hace falta hablar con los médicos, en Ávila alguien que necesita estar informado y prefiere hacerlo en papel es imposible conseguir un periódico o una revista extranjeros, y si lo intentas por correo, te llegan de guindas a brevas. Ya dediqué uno de estos papeles a la libertad de horarios comerciales, de capital importancia para una ciudad de gran actividad turística; obedeciendo a no se sabe qué obscuros intereses, los políticos de entonces restablecieron los horarios regulados.

Parafraseando a Luis Landero y sustituyendo Extremadura por Ávila, me refiero "a cuantos políticos y mandamases les corresponda la responsabilidad" –aquí me refiero a los de ahora con mando en plaza, pero también a los de antes, algunos nativos de aquí y otros, como algún presidente del Gobierno, que utilizaron a Ávila, como plataforma de lanzamiento-. Unos y otros responsables de este estado de postración en que se encuentra Ávila. Creo que a todos vosotros se os puede aplicar la sentencia Landero, y tal vez por vuestras manifestaciones religiosas con mayor motivo, así pues, "Queridos políticos, iréis de cabeza al infierno, pero no por haber sido perezosos...o codiciosos o serviles" que a lo peor también-.Pero, "no, eso Dios lo perdona. Iréis al infierno" (Luis Landero, op. cit) por arrojar a Ávila a una lenta agonía, a un lugar sin esperanza, que si alguien no lo remedia, más pronto que tarde engrosará las filas de esa España vacía, que muchos de nosotros tuvimos que abandonar en busca de mejores perspectivas de vida. ¡Que Dios nos coja confesados!