Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


La fuente de Sonsoles

23/08/2022

Las historias legendarias sobre el origen del nombre de SONSOLES, se vendrían abajo ante la verdad histórica, por lo que en esa nebulosa pueden mas la devoción y el amor a la Virgen, y lo demás importa poco. De lo que no hay duda, son los pleitos entre el Obispado y el Patronato. La primera leyenda en el tiempo, aunque no se divulgó hasta que nuestro gran humanista Rodríguez Almeida la mencionase en sus estudios sobre el Ávila romana, todavía hoy muy desconocida e investigada, pues los restos encontrados enterrados son escasos, dada la composición del terreno, y en superficie fueron aprovechados para construcciones posteriores, y la documentación histórica es mínima, tal vez por la situación de indefinición en un límite territorial, entre la Lusitania y Tarraco, según se marca en los lomos de uno de los toros de Guisando. Pero un experto en la Roma clásica, como don Emilio, nos deja pistas de que efectivamente Ávila fue una pequeña ciudad romana, amurallada, y durante un largo tiempo, dada la importancia de su necrópolis, en lo que hoy llamamos Jardín de Prisciliano, frente a la basílica de San Vicente, cuyas sencillas sepulturas fueron utilizadas como mampuestos en la muralla medieval, tanto las que se ven, como las posibles ocultas en su interior. Y su influencia no solo estaba en su ciudad, sino también en los alrededores, como ese agradable sitio, al otro lado del Valle Amblés, donde existía un manantial de excelente agua, y donde posiblemente se daba culto a una de las deidades romanas, el sol invictus, el dios que podían aceptar todos los pueblos dominados. Así, aquel lugar se llamó de «Fons Solís» o Fuente del Sol, que derivó semánticamente a lo largo del tiempo, en Son-soles (Sonsoles). Los romanos hacían una relación de origen sobrenatural entre el agua, y el sol, como vemos aquí, existiendo en la ciudad una plaza intramuros, que el estudio de las calles de Ávila, de M.ª Teresa Calvo, no aclara, la Plaza de Fuente el Sol, plaza que no tiene ni fuente, ni relación con el sol, ni se sabe su origen, pero si una circunstancia importante, cual es el inicio de una de las dos vías principales de cualquier ciudad romana, el Cardo Maximus, que iba desde el actual arco del Mariscal, puerta de la muralla al norte, hasta otra puerta al sur, en el Arco del Rastro, siguiendo el estudio de Rodríguez. Almeida. No es extraño que allí, en Sonsoles, hubiera un culto al sol, con un manantial y fuente, mas tarde cristianizado, aunque manteniendo el nombre, hasta que el s. XVI se hace la actual fuente de dos caños, con pileta, y un frente barroco con piedra tallada, al estilo de otra excepcional fuente con el escudo del rey Felipe II, mucho mayor que esta, La Fuente del Pradillo. La fuente de Sonsoles, tiene en el centro la representación de un sol con cara, grandes ojos saltones, nariz, boca risueña y rayos que son triángulos alargados. Y hay un solo sol, no dos, lema posteriormente adaptado para Sonsoles. Debajo hay otra piedra rectangular, entre los dos caños, donde puede adivinarse, pues está muy gastada y estropeada por filtraciones de agua con herrumbres, la representación de un caimán, cabeza en la parte izquierda, patas y cola a la derecha, lo que indica que fue tallado después del hecho milagroso atribuido a la Virgen a un caballero abulense, estando ahora el caimán disecado, con una especie de barniz extraño, en una urna (era mas real y daba miedo, cuando colgaba de su cola en la nave de la iglesia, entrando a la izquierda, a quien llamábamos «el lagarto» de Sonsoles).
Esta fuente llamó la atención a los artistas, tal como la pintó en el s. XIX Valeriano Domínguez Bastida Bécquer, buen pintor, hermano del gran poeta Gustavo Adolfo Bécquer, que como ocurre ahora, hay personas que ponen el primero de sus apellidos, al menos corriente, como era Bécquer, segundo apellido de su padre, que por cierto también lo había trastocado. Valeriano, pintor sevillano, que se especializó en mostrar escenas costumbristas de toda España, sin dejar por eso el retrato, siendo el más conocido el impreso en los billetes antiguos de cien pesetas, de su hermano Gustavo Adolfo. En Ávila pinto La Fuente de la Ermita (costumbres del Valle de Amblés, en la provincia de Ávila), que es la Fuente de Sonsoles. Dice el pintor: «Representa un grupo de lugareños, deteniéndose a beber en el milagroso manantial próximo al santuario término de su romería», año 1867. En él y en distintas posturas hay tres niños, tres mujeres, una bebiendo del caño, y dos hombres, ataviados con trajes de fiesta. El mas joven, subido de pie en la fuente, luce en la cintura un fajín donde se lee «…a mi novia». Este cuadro de 128 x 97 cms. solo es parte de otro mayor, donde se veía la ermita, pero un incendio en el Museo de la Trinidad, en Madrid, entonces Museo Nacional de Pintura y Escultura, le afectó bastante, perdiendo la parte derecha y el dibujo detallado de la fuente que, afortunadamente, sí se ve en una copia que hizo el pintor Juan Antonio Camacho en 1872, y que está depositada en el Museo del Prado.
Sería estupendo que este cuadro viniera a Ávila, a la futura sala o lo que sea, del museo del Prado (¿)